Sic transit gloria bloggi…

May 28th, 2023

Hace una semana pasé por la capital para asistir a la fiesta que organizaba la empresa en la que trabajo actualmente (grandísimo guateque, oye). Fue una más que grata sorpresa ver alí caras de personas a las que conocía desde hace años a través de la blogosfera (eso que existía antes de youtube, instagram, tiktok…), pero nunca había tenido el gusto de verlas en persona.
En esta foto estoy acompañado de Óscar (conocido en estos lares como Ikusuki) y de Lorco (a quien los que leíais blogs hace años conoceréis por La Nere y el Lorco se van…).
Lo pasamos en grande y quedamos en no dejar que pase una década para volvernos a ver las caras.
Por cierto, tomamos la foto junto a una ilustración de otro grande, Óscar, de 72kilos.

Las palomas pasajeras

September 15th, 2016

El buzón de mi correo me sorprendió hace unos días con un sobre con el nombre de mi amigo Javi Ruiz en el remite. Dentro había una copia de su nuevo libro “Las palomas pasajeras”, un cuento escrito e ilustrado por él y editado por Chidori Books, editorial nacida “de la unión de dos grandes pasiones: los libros y Japón”.
Sutileza, buen gusto y mucho Japón en sus 36 páginas. Otra pieza para añadir prestigio a mi estantería.

Esta vez, pues la ocasión lo merecía, he decidido presentar el libro de un modo diferente, a través de este vídeo que espero que os guste. Por cierto, la música es de otro gran amigo y amante de Japón, Publio Delgado.

Viendo las plantas crecer…

June 16th, 2016

Recuerdo un programa de televisión que me fascinaba cuando era niño, una serie documental sobre las plantas llamada “La aventura de las plantas” (L’Aventure des plantes). Me resultaba increíble ver aquellos vídeos en los que las plantas crecían en cuestión de segundos. Eran los primeros vídeos time lapse que veía en mi vida. La tecnología permite ahora que cualquiera pueda realizar algo similar usando la cámara de su teléfono móvil, de hecho los iPhone ya traen incorporada de serie la opción de grabar este tipo de vídeos. Jugar con el tiempo nunca fue tan fácil.

Siempre quise probar a hacer mis propios time lapse usando imágenes con cierta calidad, pero mi cámara réflex digital carece de temporizador programable para tomas múltiples, y la idea de estar quince o treinta minutos mirando el cronómetro y pulsando el disparador de cable no me convencía demasiado. Pero usando el software de Canon “EOS Utility 2”, un cable USB y un ordenador portátil, la cosa se hace más fácil. Se puede incluso usar la pantalla del ordenador como monitor en tiempo real y hasta enfocar desde el mismo terminal.

Bueno, aquí dejo unas pruebas que me han servido como primera toma de contacto con esta técnica. La verdad es que es un poco decepcionante el hecho de que 15 minutos de sesión, a un ritmo de diez disparos por minuto, se queden en apenas 7 segundos si al crear el vídeo usamos un ratio de 20 imágenes por segundo. La próxima vez doblaré el tiempo de las sesiones.

Time Lapse en el puerto de Kobe from Javi on Vimeo.

Abandoned Love

February 5th, 2016

El barrio donde resido no es precisamente el lugar más deseado de la ciudad, y aún menos los es la calle en concreto donde está mi apartamento. Nadie lo diría, ni yo mismo sabía de los secretos que esta zona de Kobe escondía antes de mudarme aquí. Cualquiera que se diera un paseo por Hanakuma no encontrará, a simple vista, diferencia alguna de lo que en barrios contiguos hay. Cualquiera de los llamados barrios conflictivos de España sería, me temo que con total seguridad, una opción peor. Con frecuencia, en la mañana de los domingos y de los festivos, me despierta la algarabía de los críos que juegan en la calle, voces que nunca escuché en otras áreas más “decentes” de la ciudad.
 Son simplemente conceptos diferentes de peligrosidad, circunstancias dispares. Que nadie lea aquí un intento de justificación de ningún tipo, el problema del crimen organizado en Japón es kafkiano, una vergüenza, por mucho que algunos se empeñen en atribuirle un halo de elegancia a la cúspide de la pirámide de estas organizaciones. A lo que me refería es a que uno puede aparcar la bici en la calle sin tener que atarla a una farola con una “pitón” diseñada para motos de gran cilindrada, al día siguiente seguirá en el mismo lugar.

En bicicleta volvía precisamente el pasado domingo a casa cuando, justo al doblar la esquina para meterme en mi calle, vi una guitarra eléctrica reluciente apoyada en la pared. La lógica me sugirió que habría un grupo de chavales descargando un coche tras una tarde de ensayo, o tal vez una mudanza. Pero en la calle no había un alma. La guitarra había sido abandonada por un dueño de esos que aquí llaman “mikkabouzu” (三日坊主), un “monje de tres días”, que es como denominan los japoneses a alguien que comienza las cosas con gran empeño y motivación pero luego siempre abandona. Y allí estaba el instrumento esperando unas nuevas manos que le sacaran algunos acordes.
 Por supuesto que estuve tentando de subírmela a casa, pero cuando se vive en Japón una de las primeras cosas que uno aprende es que el espacio no sobra y que se ha de vivir con poco más de lo imprescindible. Ya tengo una guitarra eléctrica, de modo que decidí darle una oportunidad a alguien más. Por otra parte esto es como cuando esos entrenadores y presidentes de clubes de fútbol dicen eso de “aquí no viene nadie si no lo hace para mejorar lo que ya hay”, y es que, a pesar de ser una más que decente imitación, la que yo rasgueo tiene impresa la mágica F en su clavijero.
 Todo esto no quita que una gran curiosidad me invadiera y que desafiara al fresquito saliendo varias veces a la terraza para echarle un ojo a la Stratocaster. Pero como si la madera se hubiera fundido con el hormigón de la pared allí seguía, brillante su negro lacado y su golpeador blanco, con sus seis cuerdas resplandecientes.
 De repente un grupito se acercó, dos chicas y un muchacho que levantó la guitarra, la examinó, esbozó una pose digna de air guitar player que provocó las risas de sus acompañantes y la volvió a dejar junto a la pared, esta vez en un lugar de mayor visibilidad.
Al cabo de unas dos horas se desprendió de nuevo de la pared, esta vez definitivamente, pero en esta ocasión no pude ver a su nuevo propietario. Me alegró su ausencia. Ya me estaba preocupando de que acabara formando parte de la “moenai gomi” de la semana, la basura que no se quema.

IMG_6190

Siempre me he preguntado cuál es la clave, por qué se da este tipo de situación en Japón de un modo totalmente diferente al que podemos ver o esperar en el resto del mundo. Mi conclusión es que, aunque igualmente aquí existen clases, la mayor parte de la población tiene acceso a un trabajo, y por tanto el que desea tener un iPhone, una Fender Stratocaster, un bolso de Louis Vuitton o lo que fuera, tarde o temprano acaba haciéndose con el objeto de su deseo.
“Claro, teniendo un trabajo es normal, este ha descubierto la rueda”, pensará más de uno. Obviamente la cosa no es tan simple. Un japonés que esté desempleado en el mismo momento en que se enamore del reloj que el famosete de turno luce en su muñeca durante una entrevista de televisión buscará la manera de conseguirlo por un cauce natural, nuevo o usado, pero por regla general a cambio del algún tipo de esfuerzo. Por otra parte la increíble actual tasa de desempleo de España tuvo épocas más saludables, pero, por decirlo del algún modo, digamos que las bicicletas eran igualmente acechadas.
Así, en Japón, uno puede tener más o menos la tranquilidad de que si estando en una cafetería tiene que ir un momento al baño, cuando vuelva sus pertenencias seguirán intactas en su mesa. Incluso si dejó su teléfono móvil o su portátil sobre ella.
Siempre que se trata este tema no falta quien se ofende y rápidamente sale en defensa de la buena fe patria. No dudo que la mayoría de mis paisanos son buenas personas, pero igualmente un objeto personal de cierto valor tiene más papeletas de desaparecer en mi barrio sevillano que en Hanakuma.

Os traslado la reflexión, ¿por qué piensan que existe esa diferencia? Y otra pregunta, ¿hubieseis ustedes cogido la guitarra? Será interesante intercambiar impresiones. Sigamos el tema en los comentarios, abiertos están para ustedes.


Un año a través de una lente

January 3rd, 2016

No son más que algunas de las fotografías que tomé a lo largo del pasado año. El único criterio que este pase de diapositivas sigue es el de las fechas de actualización de los ficheros originales, de modo que la consecución en los temas es a veces puramente accidental.

Espero que sea de vuestro agrado.

Mis mejores deseos para todos en este nuevo año.

Oculus

February 24th, 2015

“Oculus”, una palabra latina cuyo significado es bien conocido por todos: “ojo”.
Un vocablo que define perfectamente lo que este sitio pretende, mostrar el mundo a través de mis ojos y contrastar opiniones con vosotros a través de lo que ven los vuestros. Que se convierta en un foro de impresiones, al igual que ocurre en una cata de vinos, todas ellas serán bien recibidas y respetadas.

Estáis todos invitados a pasar por este nuevo espacio.

Captura de pantalla 2015-02-24 a las 11.46.52

Puesta de largo

January 20th, 2015

Una vez más un artículo de mi amiga Montserrat Sanz Yagüe viene a ennoblecer las páginas de este blog.

En esta ocasión se trata de una hermosa reflexión acerca los dos principales eventos que tuvieron lugar en esta ciudad a lo largo de la pasada semana: la celebración del “seijinshiki” (成人式, momento del año en el que los jóvenes que cumplen 20 años entre el 2 de abril del año anterior y el 1 de abril del presente son convocados a una ceremonia en la cual una autoridad les informa en un acto solemne de las responsabilidades que deberán afrontar durante su vida como adultos) y la llegada de una triste efeméride que ya lleva conmemorándose dos décadas siempre que el calendario alcanza el día 17 de enero, la fecha del gran terremoto de Kobe.

IMG_8304-Editar

Aquí tenéis el texto del artículo publicado en El Adelantado de Segovia:

Puesta de largo
SEGOVIA, DESDE FUERA
Montserrat Sanz Yagüe

En Japón el relativismo se aplica incluso a la mayoría de edad. A los dieciséis años uno puede trabajar (aunque con restricciones), a los dieciocho conducir, y a los veinte uno puede votar y beber. Esta última y definitiva mayoría de edad merece una fiesta nacional, la más colorida del año. Cientos de jóvenes que cumplirán veinte años en los próximos doce meses se ponen de largo y son reconocidos como adultos el segundo lunes de enero. Las calles de esa fría mañana de invierno se llenan de chicas con espectaculares kimonos. Los chicos se dividen entre aquellos que eligen la indumentaria tradicional (los menos) y los que se compran su primer traje, el que les servirá en los dos siguientes años para sus entrevistas de trabajo si son universitarios. Durante ese día todos ellos participan en ceremonias oficiales organizadas por los municipios. El alcalde y otras autoridades les dan la bienvenida a la vida adulta y les recuerdan sus responsabilidades. Los chicos, a través de un representante, hacen una declaración de principios y un compromiso con la sociedad. La alegría colectiva es palpable en las calles. Es un ritual anual, oficial y público por el que pasan todos los ciudadanos y en el que participan todas las clases sociales. Siempre me ha parecido que este tipo de costumbres contribuye en parte a la unidad nacional tan evidente en Japón.

En cualquier caso, este año, el ritual ha tenido una particularidad en Kobe, la ciudad donde vivo. Hoy, diecisiete de enero, se cumplen exactamente veinte años desde que un gran terremoto asoló la ciudad, se llevó la vida de más de seis mil personas, dejó a cientos de miles sin casa y el puerto y algunas autopistas destrozadas. Este año, los chicos que se han puesto de largo son los primeros que no vivieron aquel desastre o que sobrevivieron a él con apenas unos días de vida. Son la generación post trauma, por llamarla de alguna forma.

En esta ocasión, además de darles la enhorabuena a los veinteañeros, los que se merecen un buen homenaje son sus mayores y la cultura del tesón que representan. Han sido capaces de entregarles como regalo por su mayoría de edad una ciudad moderna, limpia, con transportes eficaces, carreteras y autopistas en buen estado e instalaciones de todo tipo, una ciudad agradable, dinámica y completamente reconstruida. Del terremoto quedan heridas emocionales y una especie de añorada prosperidad siempre por llegar, pero la huellas físicas se reducen a un memorial con todos los nombres y una llama eterna, un rincón al lado del mar donde se han preservado el suelo y las farolas tal y como quedaron tras aquellos fatídicos veinte segundos, y un buen centro de documentación e investigación sobre seísmos. Por lo demás, Kobe sigue mirando al mar con elegancia y dignidad, como una veinteañera estrenando su kimono de colores con símbolos de longevidad y felicidad.

Es como si este año Kobe les estuviese diciendo a sus jóvenes adultos: yo también cumplo veinte años desde que volví a nacer y tengo toda la vida por delante. Ahí me tenéis. Vuestros mayores han reconstruido lo que han podido. Ahora vosotros sois la gran esperanza. A ellos les ha tocado reconstruir una ruina física. A vosotros os toca reparar la ruina de la crisis financiera y demográfica. Cada generación tiene lo suyo. Hagamos nuestro primer brindis legal y no olvidéis que vuestra obligación, como os han demostrado, es dejar a vuestros hijos una ciudad mejor que la que os vio nacer.

Y nunca mejor dicho.

20 años

January 18th, 2015

Veinte años se cumplieron ayer desde que la tierra rugiera en Kobe segando la vida de 6434 personas.

Como todos los años cuando llega esta fecha el parque Hihashi Yuenchi acoge un evento conmemorativo en recuerdo de las víctimas del seísmo. Siempre que puedo me acerco a presentar mis respetos a este pueblo que nos da a los foráneos una gran lección de entereza, de unidad, de fraternidad a la hora de afrontar un trance de este calibre.

Dejo aquí algunas de las fotografías que tomé ayer.

[Best_Wordpress_Gallery id=”7″ gal_title=”20aniversario”]

Paint it red

December 22nd, 2014

Cierta obsesión por la búsqueda de una fotografía con una composición equilibrada y de impacto me llevó a tratar de emular lo que fotógrafos como Michael Freeman, David Präkel o Bryan Peterson escribían y mostraban acerca de esta cuestión en sus imprescindibles obras dedicadas a esta cuestión. Es algo que, por supuesto, aún me ocurre, porque no es tarea fácil conseguir ese tipo de imágenes. Y soy consciente de que es algo que te puede ayudar tanto como obstaculizarte en otras ocasiones: la dependencia de las reglas, por definición, te acabará limitando o haciendo que tu fotografía carezca de originalidad. No es nada fácil la cosa, pero se trata de ir aprendiendo lo que suele funcionar e ir adaptándolo a tu gusto, no hay fórmulas mágicas.

De todas mis fotos hay una que parece estar dentro de las pautas de la composición con impacto. La titulé “Paint it red” y la tomé en los astilleros de Kawasaki, en el puerto de Kobe, hace ya casi seis años. En la imagen unos operarios pintan el casco de un navío de 55100 toneladas de peso muerto con bandera panameña, el “Navios Armonia”.

navios1280

La fotografía obtuvo la “Selección de los editores” en la la comunidad de fotografía 500px.com. Ahora es Camerapixo, una revista online de fotografía independiente quien la publica en su sección “Hot Shots” y me otorga su distinción “Editor´s Choice Award” de cinco estrellas. Todo un honor aparecer en una publicación tan exquisita. Buena manera de comenzar la semana.

Espero que disfrutéis de la revista, yo aparezco en la página 42. Bajo estas líneas la tenéis. ¡Y felices fiestas a todos!

El Pabellón Dorado

December 21st, 2014

No hay guía de Japón que se precie que no muestre una imagen de él, uno de los monumentos más retratados de todo el país, encumbrado aún más por el desafortunado hecho protagonizado por el monje que le prendió fuego y lo redujo a cenizas para que posteriormente Yukio Mishima narrara su historia en una de sus obras más célebres, cenizas aquellas de las que se volvió a levantar para mostrarse más esplendoroso que nunca.

Se trata de uno de los lugares de visita obligada si uno está pasando unos días por la vieja capital. El que escribe llevaba ya dos lustros por aquí y ya había agotado todas las excusas para aplazar dicha cita, de modo que allá por el mes de abril dediqué una lluviosa tarde de domingo a este rincón de Kyoto. Difícil es mostrar algo de lo que ofrece este lugar que ya no haya sido publicado. Aquí queda, no obstante, mi humilde intento de transmitir un pedacito de la magia de tan singular paraje. Espero que sea de vuestro agrado.

[Best_Wordpress_Gallery id=”6″ gal_title=”Kinkakuji”]