El domingo estuvimos de paseo por Suma, explorando una zona que a pesar de estar a cuatro estaciones de Kobe en la línea JR apenas conocía. El sitio tiene su atractivo, hay playa y montaña, aunque es en cierto modo demasiado tranquilo para mi, no viviría allí a pesar de que con un alquiler como el mío aquí seguro que tendría algunos metros cuadrados extra. Pero creo que necesito algo de bullicio cerca de mi, el transitar de la gente en la ciudad y la actividad de esta parece ser que me tranquiliza más que la serenidad de un lugar como Suma. Aunque es cierto que su playa cambia de cara en verano, y entonces llega a tocar el extremo opuesto.
Por cierto, allí acababan de abrir una nueva estación que comunica mejor con el acuario de la localidad, uno de los más importantes de Kansai. La estación se llama “須磨海浜公園”. Entre dicha estación y la principal encontramos un pequeño pero interesante templo sintoísta llamado “Tsunashiki Tenmangu” (“綱敷天満宮”). Atraídos por las flores de los ciruelos y de algún que otro tempranero cerezo que se vislumbraban desde el exterior a través de la cerca de piedra del santuario entramos a echar un vistazo.
Sobre el templo en sí y acerca del resto del día os hablaré en otra entrada. Hoy quiero mostraros algo que nos llamó la atención por lo inusitado del hecho en sí. En las ramas de los diferentes árboles que pueblan el recinto penden unas tarjetitas plastificadas con un código QR impreso, uno de esos que pueden ser escaneados fácilmente con un teléfono móvil de tercera generación. En la siguiente imagen podéis ver un ejemplo:
Y aquí veis la tarjeta ampliada (si disponéis de un teléfono móvil con la opción de escaneado de código QR podéis hacer la prueba ustedes mismos, os aseguro que funciona):
Si procedemos a hacer la prueba y el código es leído con éxito obtendremos una pantalla similar a esta:
Una vez aquí continuaremos abriendo el vínculo y podremos ver una nueva pantalla:
Si hacemos scroll verticalmente podremos leer toda la información contenida en la página, donde se nos informa de la especie a la que pertenece, el período de floración, peculiaridades que supuestamente nos ayudarán a distinguir el árbol de otros similares, etc.:
Como podéis ver se trata de la versión más interactiva de la contemplación de las flores, el ohanami informatizado ha llegado.
La verdad, a mi estas cosas me chocan bastante. Siempre he admirado la muy sana y buena costumbre de los japoneses de salir a disfrutar del regalo que la naturaleza nos hace por estas fechas cada año, por ello la idea (en principio muy instructiva y todo eso) de que en cada arbolito me vengan a colocar a partir de ahora una estampita me hace sentir pavor de cómo puede evolucionar y en qué puede derivar esto.