Ratitas divinas,
divinas ratitas,
gordas, redonditas,
parece que no falta de comer.Kiko Veneno
No era la primera vez que veía roedores en Motomachi Eki. Años atrás en una noche de verano recuerdo que algunas ratas campaban a sus anchas dentro del jardín que hay justo frente a la estación entre los jóvenes que, habiéndose citado allí, esperaban sentados. Tanto como el descubrir la existencia de las ratas me sorprendió el hecho de que nadie se mostrase notablemente alertado ante la presencia de estas.
El pasado sábado tomé un par de fotos en el mismo lugar. En la imagen de arriba lo inusual sería el dúo andino que trataba de dar algo de templanza a la gélida tarde, pero el protagonismo recae en el pequeño animalillo que aparece abajo y que podemos ver ampliado en la otra instantánea.