Permitid que os recomiende hoy un libro. Se trata del que ha escrito un amigo que casualmente resulta ser la primera persona a la que conocí al llegar a Japón. Javier Martínez Herrero es un soriano afincado en Japón, país al que su interés por el Extremo Oriente le acabó trayendo en 1971. Desde entonces se ha dedicado al estudio de la cultura y sociedad japonesas, labor que compagina con la enseñanza en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Estudios Extranjeros de Kyoto.
Dicen que la experiencia es la madre de la ciencia, y este libro viene a corroborar el aforismo. La lectura de “Japón, de la katana al manga” (último título editado por el valiente sello Shinden) me resultó en extremo amena a la vez que didáctica. En la contraportada aparece la síntesis que podéis leer a continuación:
Durante la mayor parte de su historia Japón estuvo protegido de invasiones militares por un océano que, sin embargo, no impidió la comunicación con un gran foco de civilización: China. Esta circunstancia geográfica permitió a los dirigentes japoneses adoptar y adaptar a su gusto y conveniencia cualquier elemento foráneo y mantener aislado al país durante más de dos siglos. Así surgió una visión del mundo y una forma de vida que diferenciaron a Japón no sólo de los países occidentales, sino también de los de su mismo entorno.
¿Es, no obstante, Japón un país tan único como todos los japoneses creen? Japón. De la katana al manga es una introducción amena y rigurosa a la fascinante historia del primer país no occidental que ha logrado situarse a la vanguardia tecnológica del mundo.
Y, para que esta entrada de presentación sea lo más fiel posible al propósito del autor del libro, dejo bajo estas líneas la transcripción de parte de la intervención que, con motivo del lanzamiento de la obra en cuestión, Javier Martínez hizo en el programa “Las noches blancas”, que dirige en Telemadrid Fernando Sánchez Dragó.
Javier Martínez : Yo quería hacer una pequeña introducción a la historia japonesa. Sobre Japón hay muchos libros, la mayor parte de ellos son de corte personal, empezando por el libro del Padre Arrupe, el general de los jesuitas, “Este Japón increíble”, y siguiendo últimamente por el de Felipe Carbajo, que acaba de publicar “El Japón que yo he vivido”. Hay también otra serie de libros dedicados a temas específicos tales como el de Antonio Cabezas, “El siglo ibérico de Japón”, o el de Federico Lanzaco sobre el pensamiento japonés. Yo pensaba que había un cierto vacío en tratar a Japón como un todo histórico, empezando por la época feudal y llegando hasta nuestros días.
Sánchez Dragó : Los japoneses están convencidos de que viven en un país completamente distinto a todos, hasta el extremo de que se ha creado una especie de disciplina, de asignatura, que es el nihonjinron, que estudia la idiosincrasia japonesa. ¿Es realmente un país distinto a todos como ellos creen?
J.M. : Lo es. Quizás no tanto como ellos creen. Por ejemplo, cuando trato de este tema en alguna de mis clases en la universidad y pregunto: “Bueno, ¿qué tiene Japón que sea diferente de los demás países?”, pues alguno me puede decir que las cuatro estaciones. Pero, hombre, las cuatro estaciones… en España también tenemos cuatro estaciones. Entonces ciertamente ellos lo llevan a un extremo, pero creo que efectivamente, por razones que explico en el libro (razones geográficas, razones históricas) pues Japón es un país diferente. […]
S.D. : Y además, Javier, de ser un país distinto a todos, al menos desde la óptica japonesa, ¿es un país ininteligible a los extranjeros? Lafcadio Hearn, al tú citas en tu libro, que es uno de los primeros escritores extranjeros que se fue a vivir a Japón, se casó con una japonesa, greco-chipriota, etc., decía que se tardarían siglos en superar, por parte de los extranjeros, esta infranqueabilidad de las costumbres y también emocional.
J.M. : Sí, bueno, efectivamente Lafcadio Hearn cuando llegó a Japón no se podía imaginar el nivel de internacionalización al que se iba a llegar, entonces hay que tener en cuenta que muchos japoneses viajan al extranjero, después la forma de vida está cambiando enormemente. […] íltimamente muy pocos aspirantes a ser luchadores de sumo son japoneses: los dos yokozuna, grandes campeones actuales, son extranjeros. Quiero decir con esto que sigue siendo un país difícil de entender pero no tanto como evidentemente lo era en la época de Lafcadio Hearn.
S.D. : Bueno, katana y manga, ¿hay dos japones, el Japón del ayer y el Japón del hoy?, o ¿el Japón del hoy, el manga en definitiva, es la prolongación del Japón del ayer en el hoy, la prolongación de la katana?
J.M. : Bueno, Japón es un país de contrastes, “De la katana al manga” podría ser el título del libro que Ruth Benedict escribió: el famosísimo libro “El crisantemo y la espada”. Japón tiene una parte que es, digamos un poco primitiva, un poco violenta, y otra parte que es verdaderamente una contemplación poética de la naturaleza, desde los cerezos en flor hasta incluso el arte del manga. Yo pienso que las dos vertientes están en buena coexistencia en el Japón actual y esto es lo que hace tan interesante a Japón: que podamos ver dos mundos diferentes en la misma época.
Si estáis interesados en adquirir el libro podéis directamente dirigiros a la web de Shinden Ediciones, aunque me consta que está disponible en algunas de las grandes librerías, como es el caso de Casa del Libro.