Cuando mis obligaciones me lo permiten aprovecho mis ratillos libres del día para vagar por la ciudad, unas veces en bici y otras como San Fernando: un ratito a pie y otro caminando. De paso satisfago uno de mis pequeños vicios: el de tomar café, aunque sea del convini.
Aunque suelo moverme dentro de una misma zona es raro el día en que no veo algo nuevo. Por ejemplo el lunes me sorprendió muchísimo el encontrarme lo que veis a continuación:
Nada menos que una “nepenthes”, una planta carnívora de la familia de las nepenthaceae. He de reconocer que lo más cerca que había estado de una planta de estas era cuando seguía aquellos documentales de La2 en las sobremesas, esas antesalas de la siesta.
El nombre no deja de ser atractivo: tiene su origen en el griego y viene a significar “sin dolor”, puesto que “nepenthes” era una droga de la antigíŒedad. Parece ser que esta palabra aparece con tal sentido en el cuarto libro de “La Odisea” de Homero por vez primera (“nepenthes pharmakon”, que Helena de Troya recibió de una reina egipcia). Se conoce que se le atribuía a dicho preparado el poder de disipar las penas por medio del olvido.
Viendo los pequeños insectos que quedan en el interior de estas vainas uno espera que la elección de la denominación de esta planta fuera lo más precisa posible.
Al parecer también se conocen como plantas jarro o plantas de copa de mono, según dicen porque en ocasiones algunos simios beben el agua de la lluvia desde sus vainas.
Su origen está en el sudeste asiático.
El ejemplar de las fotos forma parte de la decoración exterior de una tienda de ropa de Motomachi.