El Kyoto que visitó Scarlett Johansson

October 30th, 2007

Imagino que a estas alturas la pelí­cula es por todos conocida y de no ser así­ ya tardáis en correr al videoclub a alquilarla. “Lost in Translation” nos ofrece un deleitable paseo por Japón, acompañados de una encandiladora Scarlett Johansson y de un arrebatador Bill Murray. La he visionado un par de veces; recuerdo que la primera vez fue al poco tiempo de llegar a Japón, y la segunda vez más recientemente. Realmente se podrí­a decir que fue como ver dos pelí­culas distintas. La experiencia de mi estancia aquí­ me va sugiriendo paulatinamente nuevos puntos de vista.

Una de las escenas más hermosas de la pelí­cula es sin duda aquella en la que el personaje de Charlotte viaja durante un dí­a a Kyoto (lo que en Japón se conoce como 日帰り, higaeri). En su excursión visita el famoso templo de Chion In y el monumental Heian Jingu, dos de las perlas de visita obligada en la ciudad. Aquí­ tenéis la escena en cuestión:

El pasado mes de agosto la casualidad nos llevó a seguir los pasos de Charlotte. Lo hicimos bajo un sol abrumador pero al lado de dos buenos amigos, lo que hizo que ese sofocante calor fuera más liviano. A ellos les dedico esta entrada.
Y para hacer más amena la visita al blog hoy os propongo que escuchéis la canción que tenéis justo bajo estas lí­neas mientras miráis las fotos, “Kaze wo atsumete”, uno de los temas de la banda sonora del filme de Sofia Coppola.

chionin

La imponente fachada del Chion In con otra guapa rubia en su escalinata, no es Scarlett, es Mari íngeles.

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Y tras la fachada más escalones…

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¡Y ahí­ que voy yo a subirlos!

descansito

Mari íngeles y Paco se toman un descansito ante el verdor de los jardines del templo.

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Kayo también se dispone a hacer lo propio mientras charla con Paco.

abuela

Esta foto te la he robado, Paco. Me gusta mucho porque recuerdo la grata conversación con aquella señora.

jinrikisha

En otro lugar, no demasiado lejos de allí­ pero un poco más al norte, se encuentra el Heian Jingu. En los aledaños podemos encontrar a varios Jinrikisha como el de la imagen.

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Si imponente era la fachada del Chion In la del Heian no lo es menos.

mari

Mari íngeles depurando sus virtudes.

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Un aspecto del interior del recinto desde la entrada.

nubacas

Qué suerte tuvieron nuestros amigos con el cielo, pasaron calor, sí­, pero no se quejarán de la luz que les regaló agosto.

rojazo

Contrastes de color.

canalillo

Un pequeño canal que refrescaba un mí­nimo el ambiente.

solano

En la foto original a tamaño completo se pueden contar pocas personas que no se estén cubriendo la cabeza. Recomendarí­a que si visita alguien este templo lo haga en un mes menos caluroso. Charlotte fue más lista que nosotros 🙂 .

Ruibal

October 26th, 2007

Me vienen a la cabeza poquitos nombres de músicos españoles dispuestos a plantarse delante de una cámara con solo una guitarra y su voz, así­ a pelo, sin arreglos ni mariconadas de estudio. Y me cabrea que un “monstruo” de la talla de Javier Ruibal no tenga el reconocimiento que se merece, me resulta indignante, por ejemplo, que sus álbumes no estén en las tiendas de música que suelo frecuentar por Japón, donde no faltan los CDs de gente como Alejandro Sanz o David Bisbal. Conste que no tengo nada personal contra ellos, hay a quien les mola y cada uno es libre de tener sus gustos, pero como en toda manifestación artí­stica hay niveles, y ocurre que en los más altos la subjetividad es menor.
Escuchen y comprueben… 😉 :

ZackKim

October 24th, 2007

Su nombre completo es Zack Kim Yong Woon y es un chico coreano nacido en Seúl, criado en Kuala Lumpur (Malasia) y con residencia actual en Melbourne.
Parece bastante joven y de hecho se trata de un estudiante que en su tiempo libre se dedica a la música. Curioseando por youtube he llegado a uno de sus videos y de ahí­ a su blog personal. Este chico es un prodigio. El hecho de interpretar dos melodí­as independientes no deja de ser difí­cil a pesar de que es lo mismo que se hace en un piano, pero en dos guitarras, con sólo dos manos os aseguro que es realmente una proeza, y además suena bien.
Echad un vistazo a los siguientes videos y si os quedáis con ganas de ver más entrad en su página web:

Rikishi (力士)

October 24th, 2007

El pasado sábado por la noche me crucé en Nankinmachi con el “rikishi” de la imagen, un luchador de Sumo que caminaba con la oreja pegada a su teléfono móvil. Impresionante la altura y la corpulencia de estos tipos.

sumo

Una moto muy kawaii

October 23rd, 2007

Mis conocimientos acerca de las motos son tan amplios como los que poseo en relación a los automóviles. Si mal no recuerdo las primeras tienen dos ruedas y los segundos cuatro… Lo reconozco, estoy pegado en materia de vehí­culos, un tema que siempre me ha interesado bastante poquito. Ni siquiera tengo el carnet de conducir, pues en Sevilla eché cálculos en más de una ocasión y siempre traí­a más cuenta usar el transporte urbano que además te permite volverte a casa con una o dos copas de más (y hago constar que esto no es ninguna alabanza del precario servicio que tenemos por allí­, al menos en lo que a horarios se refiere). No estaba mi economí­a para muchos caprichos por aquel entonces. Luego me vine a Japón e hice la mejor compra de mi vida, mi bicicleta, por poco más de quince mil yenes.

Y si digo que en Sevilla no me salí­an las cuentas en Japón menos, aquí­ para adquirir un coche hay que demostrar primero que tenemos un aparcamiento, no vale eso de dejar los coches estacionados en cualquier sitio como ocurre en España, paí­s donde parece que haya más coches que personas.

En fin, como digo no tengo ni idea, así­ que imagino que entre los que leéis este blog habrá quien nos pueda comentar algo más sobre el modelo de scooter que hoy os muestro. Tan sólo puedo deciros que se trata de una Honda Forza, un modelo que suelo ver con cierta frecuencia por aquí­, y en este caso en concreto su dueño la tiene “tuneada” de un modo de lo más “kawaii”. Ahí­ queda la cosa:

motorrosa

Traduttore, traditore

October 17th, 2007

Ya hace algunos años que un buen amigo me regaló una de esas guí­as de conversación japonés-español, una de tantas que supuestamente están concebidas para sacarnos de apuros ante situaciones cotidianas cuando nos encontramos en las etapas iniciales de aprendizaje del idioma.

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Pero no voy a hablar sobre la dudosa utilidad de estos manuales hoy. Este proemio viene a cuento del texto que dicha guí­a muestra como “prefacio”, el que os muestro a continuación:

prefacio1

prefacio2

Bien, entiendo que el libro nace de la buena aceptación de la guí­a de conversación japonés-portugués, pero no creo que ese hecho justifique en ningún momento la dejadez de los editores. No creo que sea difí­cil encontrar nativos hispanoparlantes viviendo en Japón que estén dispuestos a revisar un textito. Y aclaro que no estoy hablando ya de traducir sino de revisar, de corregir errores como los de arriba.

Ayer un profesor de derecho me preguntaba si podí­a traducirle unas páginas de un texto jurí­dico del japonés al español, aclarándome el hombre que antes otra persona le habí­a solicitado diez mil yenes por página traducida. Bueno, por supuesto no me hice cargo del trabajo porque no creo que yo tenga nivel para ello, supongo que habrá que estar familiarizado con cierto léxico técnico y creo que habrá personas mejor preparadas que yo para esa tarea, uno debe conocer sus lí­mites. Sin embargo sí­ me ofrecí­ a hacerle una revisión del texto si lo necesitara. Entonces me comentó que por este otro trabajo suele pagar unos tres mil yenes por página (hablamos de folios Din A4).

Por tanto creo que por una cantidad de dinero irrisoria se pueden evitar esperpentos como el de arriba. Aunque, claro, estoy siendo buena gente y suponiendo que ningún avispado brasileño se ganó unos yenes diciendo a esta gente que él traducí­a perfectamente al español…

El altar

October 12th, 2007

Caminando por los aledaños del castillo de Hikone durante el pasado Obon encontré este curioso altar de la imagen:

altar

El detalle de la siguiente foto fue el que me llevó a tomar la instantánea:

indio

Al ver en casa detenidamente la imagen ampliada advertí­ la presencia de estas extrañas muñecas:

kekos

Desconozco el significado del altar, pero me aventurarí­a a afirmar que se trata de un rincón de culto dedicado a las almas de los niños difuntos. Lo digo sobre todo por la existencia de grullas de papel como las de Sadako en Hiroshima.
¿A alguien se le ocurre otra explicación para el altar?

Panzu Raberinsu (パンズ ラベリンス)

October 9th, 2007

Anda por las pantallas japonesas en los últimos dí­as una pelí­cula que imagino que no precisa presentación, pues entre otras cosas la hispanomexicana “El Laberinto del Fauno” tengo entendido que se ha convertido en la pelí­cula rodada en castellano más taquillera de la historia. Claro que esto es como lo de los best sellers, que el hecho de que se vendan como rosquillas no garantiza para nada su calidad.

Versión japonesa del cartel de la pelí­cula.

Hace unos dí­as vi la pelí­cula. Vení­a como uno de los dos platos fuertes dentro del “Latin Beat Film Festival”, que tuvo lugar el pasado mes en Tokio y en Osaka. La otra pelí­cula era “Salvador Puig Antich”. La cartelera al completo del evento podéis verla aquí­. La selección de pelí­culas españolas no era de mi gusto, la verdad, pero tampoco era algo que me sorprendiera pues en la anterior edición de dicho festival en la que el evento se dignó a pasar por Kansai (concretamente vino a Kobe), nos trajeron alguna que otra “joya” como “Dí­as de fútbol” o “Torremolinos 73”. Hombre, habrá a quien le haga gracia, no digo que no, pero los precios de las entradas no son precisamente para ir experimentando de sala en sala, son pelí­culas que uno saca del videoclub y echa unas risas pero poco más.
Me pregunto de qué sirven tantos patrocinadores si al final sale más barato ir a cualquier otro cine para ver cualquiera de las pelí­culas de estreno. ¿De verdad estos eventos buscan promocionar el cine hispano-americano? Igual podrí­an caer en la cuenta de que el precio es un factor relevante. Afortunadamente la selección de pelí­culas no españolas sí­ que era bastante más decente.

Una de las octavillas de promoción en Japón.

Sinceramente me parece que hay mejor material que mostrar en el extranjero, pero como se suele decir “sobre gustos colores”. Se me ocurre por ejemplo que podrí­an haber pensado en “Alatriste”, que sin ser la octava maravilla del mundo del celuloide es un trabajo decentito de una obra literaria cuya traducción al japonés podemos encontrar en las estanterí­as de las principales librerí­as japonesas.
Pero volviendo al tema decí­a que vi la pelí­cula, y me pareció entretenida, con sus efectos especiales simpáticos y tal. Pero lejos de ser una obra de arte. Veí­a por todas partes crí­ticas alabando su originalidad, algo que no deja de sorprenderme, pues a cualquiera que haya visto la japonesa “El Viaje de Chihiro” igual le recuerda algo. Para ilustraros dejo aquí­ un par de videos que espero sirvan de ejemplo.

Ultra…car!!!

October 2nd, 2007

この前元町の辺りに散歩していた。あそこで大きなホンダのワゴンを見た。その車のダッシュボードの上にウルトラマンの人形がいっぱい!!!
可笑しいけど、めっちゃおもろかったね!!

Caminando por la zona noreste de Motomachi me topé con un peculiar vehí­culo. Por su aspecto exterior nada tení­a de especial, un “wagon” de Honda, limpito y grandote, una confirmación de mi teorí­a de andar por casa acerca de la búsqueda que ejercen los japoneses de la compensación del tamaño de la vivienda nipona con las dimensiones del automóvil.

El caso es que el salpicadero del coche llamó mi atención.

¿Que por qué?, echad un vistazo a esta otra imagen:

Jacket

September 28th, 2007

El disco compacto nos trajo un sonido de verdadera alta fidelidad a cambio de la pérdida de un formato de auténtico lujo. Yo soy de la opinión de que comparar la carpeta de un vinilo con la diminuta carátula incluida en una caja de plástico barato de un CD es querer quedarse con el personal. Creo que la industria discográfica se encontró de repente con todo un chollazo, pues sin duda el nuevo formato abarataba los costes de producción.

Otra cosa es que ganamos muchí­simo en cuanto a calidad sonora y posiblemente con el disco compacto se consiga hacer un menor daño medioambiental, no lo sé, pudiera ser, no tengo ni idea. Lo que sé es que un CD por muy nuevecito que sea no desprende el mismo olor que un vinilo al abrirlo, que la carpeta de un álbum de un treinta y tres revoluciones es a veces una obra de arte, que el sonido de las motas de polvo amplificadas a través del diamante de la aguja tienen una magia que los bits jamás podrán alcanzar, y que en definitiva el mero hecho de pinchar un disco requiere todo un ritual que al igual que ocurrirí­a en una ceremonia de té japonesa nos hace apreciar la obra musical de un modo infinitamente más profundo que al dejar un CD en la bandeja mecánica de un reproductor digital para después pulsar un botón.

Desde que sacamos el vinilo de su funda de plástico cuidadosamente, sin posar las yemas de los dedos directamente sobre el microsurco hasta que colocamos suavemente la aguja sobre él estamos recibiendo un placer que la era digital nos arrebata. Pasar un cepillo de terciopelo sobre un disco devolviéndole a este su brillo original es una declaración de respeto por la obra musical que tenemos entre las manos.

Hace un mes me daba una vuelta por los almacenes Tokyu Hands de Kobe cuando me encontré con una pila de antiguos vinilos perfectamente enfundados con un plástico protector que les daba un aspecto impoluto. “Será todo caspa, oldies japoneses”, me dije, pero lo cierto es que habí­a auténticas joyas, y todos marcados a trescientos yenes. De aquella pila rescaté todo un clásico, un álbum cuyo original ya tení­a en versión digital remasterizada, pero nada que ver con el que acababa de encontrar. Se trataba del “Let it be” de los Fab Four.

Arriba vemos el frontal de la carpeta y abajo su interior.

El vinilo me sorprendió por estar en tan buen estado de conservación. Se ve que su dueño lo trató bien. Además tuvo la delicadeza de dejar dentro una revista sobre el álbum en cuestión, publicada en 1978. Todo por trescientos yenes.

Y acerca de portadas de long plays os quiero hablar de un libro que cayó en mis manos hace poco. Su tí­tulo es “Record Jacket Junkie!!!” (レコジャケジャンキー!). Mirando el diseño de su cubierta podrí­amos pensar que se trata de un libro sobre The Beatles, pero no es el caso:

El libro, por supuesto, cuenta con una sección dedicada a los cuatro de Liverpool pero no es ni mucho menos un monográfico de la banda. Se trata de un repaso, no exento de sentido del humor, al diseño de las carpetas de algunos de los álbumes más representativos del mundo de la música contemporánea. Todo ello a lo largo de sus doscientas veintiséis páginas ilustradas a todo color. Se presenta el original de un álbum en concreto y se acompaña de los comentarios del autor (del libro) y de algunas fotos de réplicas o “parodias” (así­ son llamadas en el libro). Aquí­ vemos algunos ejemplos:

The Velvet Underground and Nico, 1967

Ban Ban Bazar, Shinjuku de matteta, 2000

Michael Jackson, Thriller, 1982

Takenaka Naoto, Resuraa, 1984

The Beatles, A Hard Day’s Night Soundtrack, 1964

The Pebbles, First Album, 1997

High Fidelity, Original Sountrack, 2000

Herb Alpert’s Tijuana Brass, Whipped Cream & Other Delights, 1965

Pat Cooper, Spaghetti Sauce & Other Delights, 1976

Sweet Cream, Sweet Cream & Other Delights, 1978

Soul Asylum, Clam Dip & Other Delights, 1988

Elvis Presley, Elvis Presley, 1956

The Clash, London Calling, 1979

Por supuesto “Let it be” también tiene sus parodias:

Scratch Bongowax, Let me be, 1998

Kaoru Jun, Ogawa Tomoko, Okumura Chiyo, Yuki Saori, 1970

皆さんのお気に入りのジャケットを教えて下さ~い。
コメントと一緒に、そのジャケット写真のリンクを付けてくれても良し!デス。

Para acabar os propongo que habléis sobre las carpetas que más os gustan en los comentarios. Podéis buscar un enlace a una foto y pegarlo junto a vuestro comentario. Será interesante. Yo voy a colocar dos que son de mis preferidas. Son más que famosas, no creo que haya alguien que no las conozca. La primera es “Abbey Road”, una obsesión que me llevó incluso a visitar el famoso paso de cebra y los estudios EMI en Londres:

La segunda es de uno de los primeros vinilos que compré en mi adolescencia, creo que pagué seiscientas pesetas en Sevilla Rock, qué tiempos. Es el “Freewhelin´” de Dylan: