El sábado pasado asistí por primera vez a un partido de la J-League, la liga de fútbol profesional japonesa. En esta temporada el equipo de la ciudad, el Vissel Kobe, ha vuelto a la división de honor, aunque en esta ocasión cuenta entre sus filas con menos estrellas que en otras ocasiones (aquí jugó tras el Mundial de 2002 el turco Ilhan Mansiz y unos años antes, en la temporada 96-97 jugó el mismísimo Michael Laudrup, también llevó la camiseta de este equipo el camerunés Patrick Mboma). Entre los jugadores de más renombre están este año el recién llegado de la liga española Okubo (que jugó en el Mallorca) y Miura (un clásico de la selección nacional nipona).
El Vissel se medía contra el FC Tokio, según me dicen el equipo con la afición más “occidentalizada” de todas. Este equipo traía a una estrella que jugó el pasado mundial en las filas de la selección de Costa Rica, el delantero Paulo César Wanchope, que con metro noventa y tres de estatura no deja de ser un espectáculo en esta liga. Quizás algunos le recordaréis por su discreto paso por el Málaga C.F., aunque su mejor etapa la pasó en Inglaterra.
El partido fue, para ser honestos, aburrido (empataron cero a cero), pero el hecho de estar en el Wing Stadium mereció la pena. Además las entradas tienen precios bastante razonables, yo pagué 2000 yenes por un asiento en fondo.
El estadio tiene capacidad para 42000 espectadores, aunque llenarse lo que es llenarse supongo que es algo exclusivo de eventos en los que un equipo extranjero viene invitado (el último que recuerdo que vino fue el Lazio de Roma). En partidos de la J-League suelen entrar entre 9000 y 12000 espectadores.
El orden, la organización, el perfecto estado del estadio (limpio en la zona del graderío y una alfombra en el terreno de juego), etc., dan que pensar. Pero, claro, alguien acostumbrado a entrar en campos como el Benito Villamarín no tardará en echar algo de menos, se trata de fútbol con fair play en todos los estamentos, pero descafeinado en todos y cada uno de ellos.
Eso sí, las aficiones no paran en ningún momento de animar a sus equipos. Demasiada exquisitez, puesto que se aplaude cualquier jugada, incluso las del rival. Pero no deja de ser interesante la entrega de estos supporters.
Esta es la afición del Vissel:
Y esta la del FC Tokio:
Ambas llegaron al estadio en los mismos trenes de metro y sin el más mínimo problema.
El día se portó de lujo en lo referente al tiempo, pero el sol pegó un poco fuerte y nos movió hacia la parte superior de la grada en el segundo tiempo:
Finalmente os muestro un video en el que podéis escuchar a las dos aficiones en una lucha de cánticos a pocos minutos del comienzo del encuentro:
¡Ah, Ryota, muchas gracias por la camiseta del Vissel!!! 😉