Charlaba hoy con algunas personas mayores sobre la publicidad en Japón y me hizo mucha gracia lo que me contó una de ellas. Me decía que durante la Segunda Guerra Mundial se podía ver en Japón un eslogan reproducido en carteles que pretendía levantar la moral del pueblo. El texto decía “zeitaku wa teki da” (贅沢は敵だ), que significa “el lujo es enemigo”.
Corrían tiempos difíciles, pero la historia nos enseña que incluso en esos amargos momentos el ser humano sabe buscar el humor, aunque en este caso vaya de la mano de la ironía, por supuesto. Esto viene a cuento de que en muchos de aquellos carteles hubo quien se dedicó a añadir un ideograma delante del kanji “敵” que era este otro “素” y que junto al anterior forma la palabra “素敵” (“suteki”), que podemos traducir por el adjetivo “bonito”, o sea, el mensaje anterior quedaba convertido a “el lujo es bonito”.
Yo estoy seguro de que el mensaje modificado ayudó a levantar momentáneamente el ánimo a más de uno :-).
Cuando subí aquel post sobre mi nueva guitarra alguien me pedía que subiera algún video, de hecho recuerdo que alguien dijo que igual podríamos hacer lo mismo que con las fotos del cielo pero en esta ocasión con nuestros propios videos tocando música.
En fin, el mío es muy cutre, casi me da vergíŒenza subirlo, pero lo importante en esto de la música es participar, ¿no?.
Con el permiso del señor Hendrix…
Nagisa Oshima, director de cine, ha realizado algunos de los grandes títulos de la cinematografía japonesa. Por citar algunos de ellos podemos recordar “Ai no corrida”, un filme de un exquisito erotismo que fue entendido por los políticos de su época como una provocación obscena que le costó a su director tener que pasar por los tribunales, “Merry Christmas Mr. Lawrence”, película en la que podemos ver tres interpretaciones magistrales de la mano de David Bowie, de Ryuichi Sakamoto y de Takeshi Kitano, casi nada, o también “Taboo” (Gogatto en japonés), sobre la homosexualidad entre samuráis.
Aquí tenemos un par de imágenes de “Ai no corrida”:
Aquí Sada Abe toca el Shamisen mientras hace el amor con su amante para que la esposa de este piense que la joven está deleitando a su amo sólo con la música…
Este otro cartel pertene a la película “Senjou no Merry Christmas”:
De un interesante libro-guía de TimeOut llamado “1000 Films to change your life” de reciente publicación extraigo un texto que firma Nagisa Oshima y yo me he permitido la libertad de traducir:
“En la vida de todos, hay un momento en el que una película en particular se convierte en inolvidable. De hecho, esa película se convierte en la película de tu vida, la experiencia cinematográfica que significa más para ti. En ese sentido la película de mi vida es “Onna no Sono” (Garden of Women), un film de los cincuenta dirigido por Keisuke Kinoshita.
Vi Garden of Women con la que por aquel entonces era mi chica en Kyoto, justo una semana antes de que me mudase a Tokio para aceptar un trabajo como director asistente con la compañía Shochiku. El mes de noviembre anterior había tenido lugar una rebelión estudiantil en la Universidad de Kyoto, que terminó en una batalla campal con la policía. Yo había sido uno de los instigadores de la rebelión. Todo este tema fue mal enjuiciado y supuso un enorme fallo para el nacimiento del movimiento estudiantil. Yo me sentí responsable y consecuentemente culpable.
Portada del DVD de la película “Onna no Sono”
En el filme, Takamine Hideko representa a una estudiante universitaria y hay una escena en la que ella le habla a su novio sobre la rebelión en la Universidad de Kyoto. Además ella hace hincapié en las diferencias entre las reacciones de las estudiantes con los estudiantes. Viendo esta escena con mi novia me encontré con que la película me estaba hablando directamente a mi.
No siento una admiración especial por la película en cuestión, pero a raíz de la situación en la que la vi llegó a convertirse en absolutamente inolvidable.”
Personalmente creo que la película que más significó para mi fue “Blue Velvet”, sólo escuchando su título me vienen muy vivos recuerdos de aquel momento en el que la visioné por primera vez.
¿Y para vosotros?, ¿cuál es la película de vuestra vida?
Hace unos días os hablaba acerca de la Kyoto Zokei Geijutsu Daigaku, universidad que visité el pasado domingo. Pues bien, tras aquella visita aprovechamos la luz de la tarde para pasear desde los aledaños del santuario sintoísta Heian Jingu hasta el Parque de Maruyama. Bonita luz pero en una gélida tarde. En mi camino saqué algunas fotos que quiero mostraros hoy para que también sea vuestro paseo. Vamos pues con la pequeña ruta.
Comenzamos en Jingu-michi (神宮道), justo al lado del Museo Municipal de Arte de la ciudad (京都市美術館). Allí se yergue un impresionante Torii cuya construcción data del año 1929. Recientemente fue restaurado, por ello se ve tan reluciente.
Por debajo de él pasaban algunos jinrikisha, con unos carritos muy modernizados, provistos de luces señalizadoras.
En el mismo lugar hay un canal de agua que baja desde la montaña en dos brazos y que recibe un tercero desde el lago Biwa, para finalmente desembocar en Kamogawa.
Siguiendo en dirección sur llegamos a un cruce con una calle ancha que de seguirla hacia el oeste nos llevaría al río Kamo, justo frente a Pontocho. Pero no vamos a hacer ese camino, lo que os quiero mostrar es una pintoresca esquina que allí podemos encontrar:
Y como me gustó pues quise acercarme…
echar un vistacito…
y volver para proseguir el paseo.
Y lo mejor es que no es esa la única esquina que hará que nos paremos a contemplarla. La luz de la caída de la tarde colorea los edificios en una gama de tonos cálidos dignos de la paleta de un impresionista.
írboles centenarios cuyos troncos y raíces cubre el musgo. No hay sensación de tranquilidad que supere a la de admirarlos.
De repente nos topamos con la fachada principal del templo Chion-in (知恩院), ya estamos en Maruyama Kouen (円山公園).
Allí los cerezos se preparan para su inminente floración. Visitar este parque durante esos días os puede proporcionar una experiencia única, es todo un espectáculo. Pero mientras tanto los sakura permanecen con sus ramas desnudas.
Otro espectáculo nos lo proporcionan las jóvenes ataviadas con sus kimono que pululan por la zona.
Estas con algún problemilla con el viento:
En este grupito también había un chico. Y esta es una foto dentro de otra, pues una turista pidió a estos chicos que posaran junto a ella para inmortalizar un instante que seguro que rememorarán muchas veces una vez concluido el viaje.
Seguimos bajando y en uno de los callejones que emprenden el camino hacia Kiyomizudera veo un restaurante con sala de té. Echo un vistazo a través de una de las ventanas y encuentro lo que veis en la foto:
El domingo, por casualidad, nos encontramos con que en Maruyama hacían una muestra del arte de las geiko de Higashiyama (東山), área en la que encontramos el famoso distrito de Gion (祇園). En la siguiente imagen tenemos un puesto de amazake, un tipo de sake dulce, y ameyu, un tipo de almíbar caliente.
Y entrando por esa puerta que queda tras el puesto me encontré con una auténtica geiko que estaba en el lugar posando para ser fotografiada con los visitantes. Esta chica no es una de esas maiko de un día disfrazadas para dar una vuelta por Kyoto (hay agencias en Kyoto que prestan ese servicio), esta chica es una geiko ya consagrada. Amablemente posó junto a mi y tras tomar la foto me dijo “ookini” abriendo mínimamente los labios, en un alarde de la elegancia (“ookini” es el equivalente al “doumo” o el “arigatou” en Kyoto y parte de Kansai).
A continuación os muestro un par de videos (perdonad la baja calidad de ambos esta vez) en el que podemos ver a dos geiko bailando al ritmo del shamisen. La voz es de la misma persona que toca el citado instrumento.
Y saliendo de Maruyama, junto a la entrada del santuario sintoísta de Yasaka, encontramos algunos puestos de comida que yo diría que son regentados por personajes de dudosa reputación… Estos de la foto seguro que trabajan para alguien, pero al menos son simpáticos con los visitantes. A propósito, el puesto es de takenoko, raíces hervidas de bambú.
Y para acabar este post os muestro una imagen nocturna tomada desde la escalinata de acceso a Yasaka Jinja.
Espero que hayáis disfrutado el paseo!. Un saludo a todos y buen fin de semana!.
El lugar Kyoto, la hora las cinco y cuarto de la tarde, con mucho sol pero mucho frío. Esperamos la llegada del autobús pero aún tardará unos minutos, de modo que decido moverme un poco por los aledaños de la parada para tratar de tomar alguna foto. De repente una bici se acerca y en la cesta delantera un chiquillo, ataviado con su casco y su ropita de abrigo, clava sus ojos en el gaijin de la cámara, mientras su padre pedalea. Aprieto el botoncito, se abre el diafragma y aquí está:
He llegado a ver a una mujer llevando a tres críos en una bici. Pero la verdad es que uno no duda de la seguridad que proporcionan los padres a sus hijos antes de subirlos a la “charinko”.
Esta de la foto es una bici provista de un pequeño motor que hace más llevadera la subida de las abundantes cuestas que uno encuentra por aquí. Al llegar a casa la pequeña batería se deja recargando como si fuera un teléfono móvil.
Fijaos que en la parte trasera hay otra cesta con su malla elástica asegurando su contenido (no vayáis a pensar que este señor es Spiderman… ;-)).
Hoy ha sido el primer día de la primavera oficialmente hablando, aunque de momento el frío sigue con nosotros. Como este día es festivo aproveché para salir un poco de Kobe. Acabo de llegar de dar una vuelta por Chayamachi, cerca de Umeda en Osaka. Allí me encontré con este chico en la puerta de un “game center” echando una partidita en uno de esos videojuegos que tienen una plataforma con un cursor sobre el que uno debe ir pisando al ritmo de la música. Los fieles de Playstation conoceréis el famoso “Dance Dance Revolution”. El chaval es todo un espectáculo:
Ayer pasé por Kyoto para visitar la exposición de arte que había en la Zokei Daigaku (la Universidad de Arte y Diseño de Kyoto) con motivo de la reciente graduación de los alumnos de los cursos a distancia. Una buena amiga, Kayoko, está entre las personas recién graduadas, y me apetecía ir a ver su obra. Y lo cierto es que nada más llegar al lugar ya me estaba alegrando de haber dado el paseo desde Kobe, a pesar del intenso frío que hacía por allí.
La universidad está ubicada al noreste de la ciudad, cerca del famoso Ginkakuji, en un lugar bastante tranquilo con una vista de la ciudad increíble, sobre todo a la caída de la tarde.
Esta es la entrada al edificio principal:
Como os decía, el principal objeto de mi visita era encontrarme allí con Kayoko para ver su obra, puesto que se trata de la obra de final de carrera, algo que ella ha ido creando durante un tiempecillo importante, de modo que no quería dejar pasar esta ocasión. Además Kayoko se merece que yo vaya a verla a Kyoto y a donde sea ;-), porque es una gran persona. Aquí tenemos su obra, titulada “Kimochi”, que podríamos traducir por “humor”, “estado de ánimo”:
Y aquí la artista tras su obra!:
Espero que a partir de ahora se abran nuevas puertas para Kayoko y consiga todo lo que se plantee conseguir. Yo no tengo ninguna duda de que si se lo propone lo hará.
Y a continuación os dejo con una serie de imágenes de algunas de las obras que más me llamaron la atención de la exposición. Hay de todo un poco, a ver qué os parecen:
Esta columna obtuvo un premio y la universidad ha adquirido la obra pagando a su autor.
Esta me gustó especialmente, no sé, esas formas, su brillo, muy simpática la obra, como su autora, que me causó la misma impresión.
Curiosísima esta escultura realizada en madera. Estaba en una planta superior, junto a la exposición de obras de arquitectura. Creo que no formaba parte de las obras de final de curso sino que está siempre ahí.
Muy interesante esta de la gente esperando en el andén.
Esta pintura de las ramas también obtuvo otro de los premios importantes.
Fijaos en esta pintura, para su textura usaron pompitas de plástico de esas de embalar.
Esta del túnel del metro me encanta.
Jejeje, muy graciosa esta pintura, genial, ¿a quién me recordará?…
Y dejé este para el final porque creo que es de lo mejorcito que había expuesto. Me encanta la luz.
“Warriors of Art” es el título de un nuevo libro que nos llega de la mano de Kodansha y que nos presenta a cuarenta de los últimos y más relevantes artistas contemporáneos de Japón. El libro engloba a un amplio rango de pintores, escultores, fotógrafos y artistas de la “performance”. Todo ello a lo largo de sus más de 170 páginas con ilustraciones que nos muestran lo bello, lo grotesco, lo erótico y lo violento. Una fascinante incursión en la floreciente escena del arte contemporáneo de Japón.
El texto, traducido al inglés, es de Yumi Yamaguchi, crítica de arte afincada en Tokio que escribe para una amplia variedad de revistas especializadas y que es autora de varios libros sobre el tema, como Cool Japan, Tokyo Trash, o Gendai Aato Nyumon no Nyumon.
Su precio es de 3500 yenes, aunque miedo me da pensar en el precio que pudiera alcanzar en las tiendas de España visto el panorama. Siempre podemos adquirirlo a través de sitios como Amazon. Bueno, es mi recomendación de la semana, a mi me ha encantado y por culpa de este libro ya he pasado por Junkudo en busca de otros títulos para conocer más acerca de algunos de los artistas que acabo de conocer.
Os dejo ahora con algunas muestras para que podáis saborear la obra de estos nuevos “guerreros del arte” (algunas vienen en el libro y otras no, pero todos los autores que vienen a continuación son tratados).
Hace unos días uno de mis alumnos se despedía de la escuela después de varios años a causa de su inminente mudanza. Este hombre tiene muchas aficiones, pero entre todas una le apasiona verdaderamente: el modelismo. Y para eso Japón es un paraíso. ¿Quién no conoce o ha visto en alguna ocasión una maqueta de Tamiya?, esa marca cuyo logotipo muestra dos estrellas blancas sobre fondo rojo y azul. Aquí prácticamente todos los chicos han tenido en sus manos alguna maqueta en algún momento de su vida.
Y para este atractivo hobby hay miles de establecimientos especializados.
En muchas ocasiones charlaba con este hombre sobre el tema, y es que también a mi me interesó mucho durante una época, en la que fabricaba mis propios moldes de silicona roja para poder luego fundir en ellos figuras de metal blanco, esa aleación de plomo, antimonio y bismuto que algún día igual me pasa factura, pues no creo yo que fuera muy sano estar fundiendo eso en el hornillo de la cocina, pero me divertí mucho y de paso hasta saqué unas pelillas cuando vendía esas figuras en mercadillos de la ciudad, bohemio que era uno, jeje. Me acompañaba mi primo Jose, quien luego cambiaría las pequeñas figuras de modelismo por la imaginería, “casi ná”!.
Pues el otro día, Shigeki me regaló un par de maquetas, que de sólo verlas me entra el pánico. Porque montar una cosa de estas es tan divertido y apasionante como acaparador en cuanto al tiempo. El caso es que me regaló una maqueta de uno de los aviones militares que me parecen más atractivos desde un punto de vista estético, rarito que es uno, sobre gustos colores:
Pero la otra maqueta me sorprendió, se trata de un modelo a escala 1:25 de un puesto ambulante de oden japonés!!!. Esta sí creo que me animaré a montarla, porque trae todo preparadito, hasta el arbolito, el césped y la arena. Bueno, pues ya tenéis una nueva idea los que venís de vacaciones para cuando llegue la hora de comprar los recuerdos y regalitos para familiares y amigos, ¿no?.
A propósito, encontré una foto de la última maqueta que monté y pinté con aerógrafo, hace ya su tiempecillo, ha llovido desde entonces…:
Ocurría esta misma mañana a eso de las 10:54 en el aeropuerto de Kouchi, una de las cuatro provincias de Shikoku. El vuelo 1603 de la compañía ANA volaba hacia allí desde el aeropuerto de vuelos domésticos de Itami (Osaka). El avión, un Bombardier DHC8 (creo recordar que estos aviones los tenía Iberia para vuelos entre Ceuta y la Península, entre otras rutas, y algunas veces hubo accidentes), llevaba 56 pasajeros y 4 tripulantes. Según tengo entendido el tren de aterrizaje delantero quedó bloqueado poco después del despegue, de modo que hubo que recurrir a un aterrizaje de emergencia en Kouchi, que se produjo tras un segundo intento.
Según los noticiarios ese modelo de avión no es la primera vez que tiene problemas.
Afortunadamente no hubo ningún herido y todo quedó en un enorme susto.
Mi amigo Hiro es natural de Kouchi y en estos días anda por allí. Hace un rato me envió un par de fotos que él mismo ha tomado esta mañana in situ. Un lujo para Motomachi Cake Blog tener corresponsales como Yuuten!!! 😀