北風

March 12th, 2007

El viento del norte ha traí­do a gran parte de Japón la cara más dura del clima invernal. Es algo que para alguien acostumbrado a tener por estas fechas las temperaturas más agradables del año, acompañadas de la fragancia de la primera floración del azahar (obviamente me estoy refiriendo a lo que suele ocurrir por Sevilla), puede llegar a ser un poco desesperante. Pero es lo que hay, y, bueno, al fin y al cabo siempre podrí­a ser peor.
No me gusta el calor excesivo, a pesar de que los andaluces siempre hemos vivido con él a cuestas, pero el frí­o es otro cantar. Y recuerdo hace tres años, cuando pasaba mis primeros meses por Japón, que justo en estas fechas veí­a nevar sobre Kobe, hermoso fenómeno que mis ojos tení­an el gusto de admirar por primera vez.
Ahora mismo el termómetro marca 5 grados, que quizás no parece un frí­o extremo, pero si salimos a la calle el viento se encargará de recordarnos que es eso de la sensación térmica. Qué ganas tengo de ver los cerezos en flor!.
Hoy tocaba madrugar, primero para ver al Barí§a y al Madrid en un divertido partido que en Japón retransmití­an en directo a las seis de la mañana. Después de eso dormí­ una horita más y luego me fui al centro Yamaha que hay en mi barrio, para tomar mi primera clase de guitarra eléctrica. Uno siempre ha sido autodidacta para estas cosas, pero pensé que igual serí­a divertido y al mismo tiempo conocerí­a a gente.
Bien, después de eso regresé una vez a casa para dejar a mi “Little Wing” y salir de nuevo a comer algo: una buena pizza, auténtica, italiana, nada de experimentos nipones, que cada cosa en su sitio, el sushi japonés y la pizza italiana.
Pero qué frí­o por el camino…
Y el sol bien que relucí­a, pero la sombra dolí­a, calaba hasta los huesos.
Os dejo algunas imágenes tomadas hoy.

Esta primera es de Sannomiya, junto a la estación de la lí­nea de tren Hanshin.

Cerca de la gran galerí­a comercial de Sannomiya, desde el pasaje que une la estación de Sannomiya JR a ella, la calle presentaba este aspecto:

En el koukashita de Sannomiya Eki los contrastes eran hoy más fuertes que nunca. La señora de la escoba y el cogedor recogí­a colillas y papeles del suelo en la zona que los habitantes de Kobe señalan como más sucia de la ciudad:

Esta otra foto no es del koukashita pero sí­ de un lugar cercano (es curioso que uno de los locales anunciados es un bar español, スペイン広場):

Más contrastes, pero ahora arquitectónicos. Fijaos en los futones tendidos:

En frente de los almacenes Daimaru habí­a un grupo de chavales, estudiantes de secundaria, que repartí­an panfletos para promocionar un evento musical que ellos mismos organizan. Tení­an sus instrumentos allí­ apoyados en las columnas de la pequeña plaza que allí­ hay. Me gusta ver a la gente joven con inquietudes y de buen rollito:

Bueno, voy a descansar un ratito, a ver si entro en calor, miedo me da tener que montar mañana en bici!. Saludos.

Shiro Kuro VII

March 9th, 2007

Os doy hoy otro de mis paseí­tos en blanco y negro, esta vez por los aledaños de mi lugar de trabajo, allí­ en la parte noreste de Motomachi. El dí­a estaba lluvioso y hací­a un viento muy poco agradable, un tiempo que a pesar de todo ayuda a que uno pueda fotografiar en shirokuro. Bueno, ahí­ queda eso, a ver si os gusta.

En esta siguiente no es que me guste la chica que pasa justo por el medio, pero no voy a negaros que esta foto es un “flechazo” ;-):

Dos chicas pensativas, buscando por dónde seguir y preguntándose quizás qué diantres hací­a el gaijin aquel de la cámara:

Muy chula esta tienda, y es que este es el distrito de la moda, junto con el centro y el sur de Sannomiya. Eso sí­, los precios no son nada chulos, una camiseta no baja de los diez mil yenes. Flapy tuvo la ocasión de comprobarlo:

Una chica avanza elegante hacia… Tomares?! :-p (chiste fácil y un poco local, y malo, gomen ne…):

Una zakaya, o sea, una tienda de “cositas”, la verdad es que no sé cómo llamar a estas tiendas, pero los de “cositas”, aunque suene muy modosito no es invención mí­a, os aseguro que El Corte Inglés tení­a una sección con ese nombre:

Esta foto es del mismo lugar, un intento de emular a mi amiga Ixchel:

帽子のつばの下に

March 8th, 2007

Siempre me pareció algo de mucha elegancia, y siempre pensé que, como dice Arturo Pérez-Reverte, cualquiera no puede llevarlo. Además el hecho de salir a la calle con un sombrero en un lugar como Sevilla igual le puede costar a uno como mí­nimo el ser objeto de mofa, y de ahí­ para arriba. Alguien podrá pensar que exagero, pero creedme, he visto situaciones similares en numerosas ocasiones, tan numerosas como para abrir otro blog y narrarlas.
El caso es que la moda en Japón no es que sea ninguna vanguardia, siempre digo que dentro de esa aparente variedad que uno nota al llegar aquí­ existen unas pautas muy marcadas que configuran eso que muchos llaman tribus urbanas. Pero una cosa me encanta de Japón en este aspecto, y es la tolerancia que hay. Uno puede salir a la calle como le plazca que será respetado. No es algo exclusivo de Japón, la verdad es que no, lo vi en Londres, en Barcelona, y otros lugares del estilo de esas dos grandes y hermosas ciudades, que por algo lo son.
Pues bien, volviendo al tema de los sombreros he de decir que aquí­, al menos en Kobe, es bastante habitual ver a la gente usándolos. Recuerdo que muchas veces miraba las viejas fotografí­as de mi ciudad y también antiguos retratos familiares en los que la mayorí­a de los hombres cubrí­an parte de su rostro bajo el ala de un sombrero, y me preguntaba por qué se perderí­a aquella bonita costumbre.
Como decí­a antes no creo que cualquiera pueda llevarlo, o dicho de un modo menos radical, no le queda bien a cualquier cabeza, pero también es algo que hay que probar para saberlo. Siempre me gustó aquella parte del “I´ve got a feeling” de The Beatles, cuando Lennon cantaba eso de: “everybody had a good year, everybody let their hair down, everybody pulled their socks up, everybody put their foot down, oh yeah…”, tanto me gustó siempre que por aquel estribillo me dejé el pelo crecer hasta la altura del hombro, y no creo que me quedara bien del todo, pero no querí­a que llegase un dí­a en que me pudiera arrepentir de no haber tenido ese gusto. Así­ que con esto del sombrero igual, me fui a la tienda que CA4LA tiene en Kobe y busqué uno que me hiciera sentirme cómodo.
Os pongo una muestra de los que se pueden ver por aquí­ y os enseño después el mí­o, a ver qué os parece…

El Diario de Pajarito

March 7th, 2007

Algunos ya la conocéis. Su blog está enlazado desde la sección de “blogs amigos”, pero lo cierto es que puesto que estaba alojado en bitácoras.com funcionaba de un modo bastante irregular. Hoy hablé con ella y le propuse una mudanza a wordpress, algo que le pareció bien, así­ que le eché una mano con todo y quiero presentaros su nuevo espacio, donde espero que podamos disfrutar de sus entradas con más asiduidad. 頑張れ、えりこ!!
Pasad por allí­ y echad un vistazo. Merece la pena!.

Ir a Diario de Pajarito.

Shiro Kuro VI

March 4th, 2007

Hací­a mucho tiempo que no paseaba por la parte norte de mi barrio. Hoy tuve que pasar por allí­ para recoger unas ampliaciones en mi tienda de fotografí­a, así­ que aproveché la ocasión para perderme un poco por los callejones de la zona. Aquí­ os dejo algunas de las fotos que tomé en ese paseí­to.

Buen fin de semana a todos!. 😉

Películas en formato Blue-ray Disc

March 4th, 2007

Ya están disponibles las primeras pelí­culas en formato Blue-ray Disc en Japón.
Su precio ronda los 4500 yenes. A juzgar por el disco de demostración que tienen puesto en la tienda la calidad de visión es inmejorable. ¿Se acabó el DVD?.

Yesterday

March 2nd, 2007

Andaba yo pensando en el ayer, pero no en el dí­a de ayer, porque lo que ocurrió en Sevilla ayer es tan bochornoso que no merece ser ni siquiera mencionado en este blog, qué vergíŒenza, en pleno dí­a de Andalucí­a…

Me referí­a al pasado, a los años que ya van quedando atrás. Y es que mirando mi nueva guitarra me preguntaba el otro dí­a por el momento en que me dio por empezar a tocar, quise retroceder en el tiempo para recordar ese momento, si es que fue un momento, porque más justo serí­a quizás hablar de momentos en plural.

De todos modos creo que yo tendrí­a entre quince y dieciséis años cuando uno de mis amigos del instituto, Fernando, me lió para que dejara de asistir a una clase de trigonometrí­a (mala costumbre aquella que adoptamos, que nos costó a más de uno muchos madrugones de verano para asistir a clases privadas…) para pasar por casa de “Valen”, un colega que habí­a comprado una guitarrilla acústica hací­a unos meses y que estaba aprendiendo algunos acordes y tocaba una parte, a su aire y con todos los respetos a Brian May, del famoso “Innuendo”, ese gran tema de Queen (todo eso el mismo año que el mundo verí­a como la voz de Freddie Mercury se apagaba).
Allí­ estábamos Fernando y yo embobados escuchando a Valentí­n. Y lo siguiente que recuerdo es que aquella semana compré mi primer juego de cuerdas para una guitarra acústica que mi hermano tení­a abandonada por casa. Después de eso mi familia me sufrirí­a durante mucho tiempo pegándole a las cuerdas, hasta que aquellos ruidos fueron poco a poco (muy poco a poco) convirtiéndose en acordes.

Nunca he tocado bien, eso lo reconozco, pero nadie me quita “lo bailao”, o “lo tocao” deberí­a decir. Y es que desde aquel dí­a fueron muchas las personas a las que tuve el placer de conocer, gracias a la guitarra, ese encantador pretexto de seis cuerdas.
Y en aquel tiempo se me abrió un nuevo mundo, el de la música. Me convertí­ en un asiduo cliente de la desaparecida tienda, nueva por aquella época, Sevilla Rock, donde fui encontrando a Dylan, a Morrison, a Paul Simon y Art Garfunkel, a “sus satánicas majestades”, a Hendrix, a Clapton y The Cream, a Elvis (a este se encargó de presentármelo mi hermano), y un largo etcétera que serí­a interminable. Pero de todos siempre un grupo fue el que más me impactó, los Fab Four, The Beatles.
En aquel tiempo los discos de vinilo estaban tirados de precio y podí­a permitirme un par o tres de ellos al mes. Recuerdo que compré el album “The Freewheelin´” de Bob Dylan por 650 pesetas, el mismo precio que pagué por otros LP´s como “Waiting for the Sun” de The Doors, o la discografí­a completa de Simon and Garfunkel. Todos los conservo, además en un estado bastante bueno.
En aquella época muchos de mis colegas me miraban con cara rara cuando me veí­an con la bolsa de Sevilla Rock por la calle y me pedí­an que les enseñara el disco que acababa de comprar. Seguramente ellos esperaban ver cosas como Snap, KLF, Technotronic o MC Hammer. Años después alguno de ellos vino a pedirme prestados los vinilos de The Doors porque aquella porquerí­a de pelí­cula de Val Kilmer los puso de moda. Bueno, por supuesto que se los prestaba, ¿cómo negarle algo así­ a un amigo?, eso sí­, le daba el coñazo explicándole como sacar el disco de su funda, como pasarle el terciopelo antes y después de escucharlo y como colocarlo verticalmente tras la audición.
Detalles exquisitos que la generación del CD y aún menos la del iPod conoce. Cuánta magia en esas motitas de polvo al ser amplificadas y mezcladas con la música…

Este soy yo tocando con mi grupo, hará ahora unos diez añitos.

Pues bien, como os decí­a, fueron The Beatles los que me llevaron a interesarme más por la guitarra e incluso por el inglés, otra llave en gran parte responsable de que ahora yo esté aquí­ en Japón. Y es que los cuatro de Liverpool cambiaron mi vida en algunos aspectos como nada o nadie habí­a hecho. Hasta me fui a Inglaterra y pasé por sitios tan emblemáticos como los estudios de grabación de EMI en Abbey Road (algún dí­a tengo que secuestrar a mi amiga Mary Luz para que me deje escanear las fotos que sacamos aquel dí­a cruzando el famoso paso de cebra).

Este es el muro de los estudios de Abbey Road. La foto no es mí­a, es de un tal Phil Dent y la tomé prestada de la contraportada del libro “Abbey Road”, de Brian Southall, Peter Vince y Allan Rouse.

Esta es la portada de otro libro, uno que compré hace no mucho. Se trata de un pequeño manual para estudiar inglés con las canciones de The Beatles.

Años después de aquel dí­a de rabona en casa de Valen, un buen amigo me llamó para proponerme montar una banda. Obviamente les dije que por qué no, y así­ estuvimos cinco añitos, hasta que las obligaciones académicas de unos y las profesionales de otros nos llevaron a parar el tema.
Como os decí­a yo nunca toqué bien, y este grupete no era ninguna maravilla, pero lo pasábamos de puta madre. A esta gente los quiero como a hermanos. La verdad es que ellos sí­ que son buenos tocando y siguen en ello, y su envidia que me dan.
En fin, me he enrollado mucho, me ha quedado largo este post, pero me apetecí­a recordar aquello por un momento, y los recuerdos van apareciendo sin que nadie los pueda parar.

La Puerta del Ruido en 1996, de izquierda a derecha Manolo, David, Fernando, Julio y yo.

Aquí­ un año más tarde en la discoteca Uru, en Puerta Triana.

Aquel grupo se llamaba “La puerta del ruido”, nombre que quizás hací­a honor a nuestro trabajo. Ellos, como os decí­a, siguen tocando, ahora con el nombre de “Bajo Cuerda”. Hace algún tiempo les abrí­ un blog para que informen ahí­ de sus avences. Si estáis por Sevilla o Cádiz seguro que tendréis ocasión de verles, de modo que no dejéis pasar la ocasión porque merece la pena, de verdad.

Kimitachi no sora

February 28th, 2007

…because the sky is blue it makes me cry…

The Beatles, Because, Abbey Road

Me encantaron vuestras fotos, vuestros cielos. Es un honor usar esas imágenes en este blog hoy. Gracias!.
Aquí­ las tenéis en el orden en que las recibí­.

El cielo de Szal, en Galicia:

El cielo de Lironcillo, en Madrid:

Este cielo que enviaba Benji es el que resulta más familiar de todos, precioso el amanecer desde Mairena del Aljarafe, con Sevilla en el horizonte:

El cielo de Coco, en Valencia:

El cielo que Ikari Luis nos trae desde Túnez:

El cielo de Saruchan desde Las Salinas de Santa Pola:

El cielo de Luisoyo:

El mexicano cielo de Ixchel:

El cielo de Nuria, en Ferreira do Valadouronuria:

Los cielos de Kael, en Yokohama y Hasedera:

Todos son hermosos. Este post es vuestro, una vez más gracias!.

Pastelitos

February 26th, 2007

Ayer domingo pasaba frente a un convinience store de esos llamados “Kyujuukyu” (99), nombre que adoptaron en clara referencia al precio de sus artí­culos. Hace tiempo que mi amiga Chihiro me avisaba de que estas tiendas habí­an comenzado a distribuir los famosí­simos “Phoskitos” españoles bajo el nombre de “Colacao”, tres pastelitos a 100 yenes. En aquel momento salí­ a buscarlos pero no los encontraba por ningún lado.
Luego una de mis alumnas me trajo un par de cajitas desde Osaka, pero se acabaron y no les volví­ a ver el pelo a los Phoskitos.
Pero ayer me dio por entrar y me topé con un stand repletito de pastelitos, así­ que me compré cinco cajitas para tener la despensa llena de porquerí­as de estas que están tan buenas.
Aquí­ estoy en un gran momento de mi vida, pagando los Phoskitos:

Y los Phoskitos, regalos y pastelitos:

Y hablando de pastelitos, luego entré en una tienda de Motomachi llamada Kaldi, donde venden cafés y té de todo el mundo, bebidas extranjeras, aceitunitas de Ybarra, tacos mexicanos, etc. Pues bien, allí­ me encontré con esta barrita de chocolate que me hizo gracia y que pongo aquí­ para todos mis amigos béticos, ellos sabrán encontrarle su gracia al asunto:

Perdido por los Japones

February 23rd, 2007

El pasado domingo recibí­ la poco habitual pero agradable visita de un español. Parece que uno lleva aquí­ ya tanto tiempo en este gran parque temático que es Japón que de vez en cuando es bueno tener uno de esos bocaditos de realidad y pasar un dí­a con un paisano. A este chico le conocí­ a través de su blog, que lleva el nombre de “Perdido por los Japones… (desde Japón)”, y puesto que vive en Kansai pues no podí­amos demorar por más tiempo un encuentro para intercambiar impresiones sobre nuestras experiencias por estos lares.
Algunos le conoceréis por Flapy, otros por David. Este madrileño llegó a Japón a finales de 2005, dentro del programa Mombusho, y en un principio estuvo por Osaka, pero en la actualidad está en Ikoma, en Nara. Sobre todos sus pasos no hay mejor guí­a que su blog, de modo que no dejéis de pasar por allí­!.
David es una de esas personas que irradian buen rollete, un tí­o majo, buena gente y con muchas ganas de vivir la vida, el tí­o no para, ya quisiera yo viajar la mitad de lo que él hace!, un crack este David.
í‰l ya habí­a pasado en una ocasión por Kobe, pero me decí­a que apenas recordaba los sitios por los que pasó, de modo que no le importaba repetir visitas. Quedamos pues en Sannomiya a eso del mediodí­a, de modo que nuestra primera parada fue para llenar nuestros estómagos, y lo hicimos en Ganko, ante un buen tonkatsu.
Después subimos a Kitano, desde donde hay unas vistas de la ciudad bastante atractivas. Allí­ empezamos a ver como el cielo se iba aclarando, pues hasta entonces chispeaba y habí­a un cielo gris bastante feote. Pero el sol acabó por aparecer.

En la siguiente foto aparecemos David y un servidor, con Sannomiya al fondo:

Fijaos que cielo tuvimos:

En Kitano Circus habí­a bastantes visitantes, como de costumbre, y algún mimo animando a los más pequeños:

Dejamos Kitano y nos dirigimos a mi barrio, Motomachi, pasando por el koukashita, allí­ en Motokotown. Al salir de allí­ pasamos cerca de mi casa, donde David pudo comprobar la existencia de una tienda de pasteles que lleva un nombre muy peculiar, “Motomachi Cake”, establecimiento responsable del nombre de este humilde bloguito.
La siguiente parada fue Minatogawa Jinja, aquel templo que os mostraba en una de mis primeras fotos por aquí­ por Japón. La sopresa fue descubrir que el templo está siendo restaurado y el enorme tejado no estaba en su sitio, dejando al descubierto una enorme estructura de metal.
De allí­ pasamos a Harborland, parando un rato en la siempre interesante Village Vanguard, de donde esta vez salí­ sin comprar nada, y mira que hay cosas absurdas por allí­… (¿qué me estará pasando?!). En el mismo edificio, pero en la planta 14, hay un mirador bastante impresionante, desde el que David pudo divisar todo Kobe, sus islas artificiales, y allá a lo lejos Wakayama. Esta imagen está tomada desde allí­ mismo. ¿Veis un submarino allí­ en medio?:

Mosaic está justo al lado, así­ que volvimos por allí­, que siempre es agradable pasear por el puerto:

Y de Meriken Park a Motomachi, donde querí­a presentarle a un buen amigo japonés a David que resultó ser medio vecino de él!!!.

Fue un rato agradable, de verdad, no es ningún cumplido. Así­ que, David, hay que dejarse caer por Kobe más a menudo, ¿ok?, la próxima que sea para ver el Puente de Akashi, pero no como yo lo vi la última vez, que acojona lo suyo pero no tanto como desde lo alto de una de sus torres.

Por cierto, si queréis ver el post que Flapy dedica a nuestro encuentro lo tenéis aquí­.