El viento del norte ha traído a gran parte de Japón la cara más dura del clima invernal. Es algo que para alguien acostumbrado a tener por estas fechas las temperaturas más agradables del año, acompañadas de la fragancia de la primera floración del azahar (obviamente me estoy refiriendo a lo que suele ocurrir por Sevilla), puede llegar a ser un poco desesperante. Pero es lo que hay, y, bueno, al fin y al cabo siempre podría ser peor.
No me gusta el calor excesivo, a pesar de que los andaluces siempre hemos vivido con él a cuestas, pero el frío es otro cantar. Y recuerdo hace tres años, cuando pasaba mis primeros meses por Japón, que justo en estas fechas veía nevar sobre Kobe, hermoso fenómeno que mis ojos tenían el gusto de admirar por primera vez.
Ahora mismo el termómetro marca 5 grados, que quizás no parece un frío extremo, pero si salimos a la calle el viento se encargará de recordarnos que es eso de la sensación térmica. Qué ganas tengo de ver los cerezos en flor!.
Hoy tocaba madrugar, primero para ver al Barí§a y al Madrid en un divertido partido que en Japón retransmitían en directo a las seis de la mañana. Después de eso dormí una horita más y luego me fui al centro Yamaha que hay en mi barrio, para tomar mi primera clase de guitarra eléctrica. Uno siempre ha sido autodidacta para estas cosas, pero pensé que igual sería divertido y al mismo tiempo conocería a gente.
Bien, después de eso regresé una vez a casa para dejar a mi “Little Wing” y salir de nuevo a comer algo: una buena pizza, auténtica, italiana, nada de experimentos nipones, que cada cosa en su sitio, el sushi japonés y la pizza italiana.
Pero qué frío por el camino…
Y el sol bien que relucía, pero la sombra dolía, calaba hasta los huesos.
Os dejo algunas imágenes tomadas hoy.
Esta primera es de Sannomiya, junto a la estación de la línea de tren Hanshin.
Cerca de la gran galería comercial de Sannomiya, desde el pasaje que une la estación de Sannomiya JR a ella, la calle presentaba este aspecto:
En el koukashita de Sannomiya Eki los contrastes eran hoy más fuertes que nunca. La señora de la escoba y el cogedor recogía colillas y papeles del suelo en la zona que los habitantes de Kobe señalan como más sucia de la ciudad:
Esta otra foto no es del koukashita pero sí de un lugar cercano (es curioso que uno de los locales anunciados es un bar español, スペイン広場):
Más contrastes, pero ahora arquitectónicos. Fijaos en los futones tendidos:
En frente de los almacenes Daimaru había un grupo de chavales, estudiantes de secundaria, que repartían panfletos para promocionar un evento musical que ellos mismos organizan. Tenían sus instrumentos allí apoyados en las columnas de la pequeña plaza que allí hay. Me gusta ver a la gente joven con inquietudes y de buen rollito:
Bueno, voy a descansar un ratito, a ver si entro en calor, miedo me da tener que montar mañana en bici!. Saludos.