Hace unos días tuve el placer de conocer a Che, un amigo de Hiro, el japonés de Kouchi cuyas apariciones por este blog ya son algo más que habituales, la última vez fue en el post de hace una semana, en Den-Den Town.
Che (a la derecha en la foto, a la izquierda vemos a Hiro) es coreano, pero vivió también en China y ahora vive en Kobe. Es muy joven pero se podría decir que ha aprovechado su tiempo, el chico habla coreano, chino cantonés, japonés e inglés, pero digo que los habla, no que los chapurrea. Le conocí hace una semana y tres días después me encontré por casualidad con él en la librería Junkudo, había ido para comprar un libro de gramática española. Ayer me dijo que ya tiene tres libros de español y que puesto que no tiene mucho tiempo libre pues estudiará la lengua por su cuenta. Además me sorprendió la cantidad de información que tenía en su cabeza sobre mi ciudad siete días después de nuestro primer encuentro, hasta el punto de ser capaz de situar algunos monumentos de Sevilla en un mapa mental, increíble.
Otro dato interesante es que fue futbolista profesional en China y conoce bastante sobre el fútbol europeo.
Ayer teníamos una cita para ir los tres a comer a un restaurante coreano en Sannomiya, llamado Saranban. Che se encargó de pedir la cena en el restaurante, cuyos dueños son una familia coreana, de modo que se puede decir que la comida era genuína. La mesa se llenó de platos en poco tiempo, pero la comida principal era el yakiniku coreano, que suele comerse con muchas verduras.
Este tipo de carne asada es conocida en Corea como Samugyopusaru y su preparación a mi me recuerda a la de los tacos mexicanos, ¿os preguntáis por qué?, bueno, mirad el video que os dejo aquí:
La verdad es que comimos bien. Me llamó la atención el hecho de que cuando bebemos en una mesa rodeados de comensales coreanos no debemos llevarnos el vaso a la boca sin brindar cada vez con ellos, no hacerlo es de mala educación, y con lo picante que suele ser esta comida la verdad es que se lleva uno un buen rato de brindis :-D.
Gracias, Che y Hiro, habrá que repetirlo, ¿no?.