El O-dokuro es uno de los personajes de la mitología japonesa, uno más de los abundantes yokai que pueblan el mundo nipón de lo fantástico.
Mitsukuni (Otaketaro) defying the skeleton-spectre, Ichiyusai KUNIYOSHI (1797-1861)
Cuenta el Heike Monogatari que a mediados del siglo XII existía un cruel shogun llamado Taira-no-Kiyomori en la ciudad de Fukuhara, que en la actualidad conocemos por el nombre de Kobe. Una mañana al despertar encontró su jardín lleno de calaveras humanas. Cuando llamó a sus criados, las calaveras comenzaron a ensamblarse formando un enorme esqueleto que alcanzaba los 150 pies de altura (aproximadamente unos 45 metros). Se dice que a pesar de que el brillo proveniente de los innumerables huecos de los ojos seguía el más mínimo movimiento del general, éste permaneció en su sitio devolviéndole la mirada, lo que hizo que el gran esqueleto se desvaneciera sin dejar una señal.
Taira no Kiyomori haunted by visions, Ichiryusai HIROSHIGE (1797-1858)
En la actualidad la zona de Fukuhara dista mucho del esplendor que tuvo en otras épocas.
Recuerdo que durante mi primer año en Japón frecuentaba mucho un videoclub del centro de la ciudad, aunque por aquel tiempo yo vivía cerca de la estación de Kobe, quedando la zona más céntrica un poco hacia el este, en el área que conforman los barrios de Sannomiya y Motomachi. Un día uno de los chicos de la tienda (Tsutaya, para ser concretos) me sugirió que visitara el establecimiento que la cadena tiene en el barrio de Fukuhara, pues quedaba más cerca de mi apartamento. Me dibujó un pequeño mapa y esa misma noche me dirigí hacia allí. El especial horario de aquel videoclub me sorprendió, puesto que abría hasta las cuatro de la madrugada, mientras que en el centro cerraban a medianoche. Ese detalle me sugirió que el barrio tenía una vida nocturna más activa. Como vi por allí algo de movimiento me aventuré a explorar ligeramente la zona.
Mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que Fukuhara albergaba el distrito del placer de Kobe: decenas de clubes con fotografías de chicas en la fachada, porteros con aspecto de matón de película ochentera japonesa, conductores de sospechosa apariencia juvenil que paraban una furgoneta frente a uno de aquellos garitos mientras les mostraban un catálogo con la “mercancía” disponible en el interior, abuelas que me llamaban a todo varón que por allí pasaba (incluido un servidor) para que entrara en sus locales… No cabía la más mínima duda.
Lejos de sorprenderme por el hecho de que en el aparentemente tranquilo Japón hubiera un rincón tal, pues estos sitios han existido en todas partes desde que el mundo es mundo, me llamó la atención la visible seguridad que a pesar de todo parecía imperar.
Algún tiempo después, cuando andaba buscando piso para mudarme descubrí que los precios bajaban sustancialmente a medida que uno se acercaba a Fukuhara.
Según dicen muchos de los habitantes de Kobe en dicho barrio se pueden encontrar algunos de los restaurantes más auténticos de la ciudad, por ejemplo para comer fugu, claro que si tuviera que aconsejar al visitante que pisa Kobe por primera vez se me ocurren numerosos destinos a los que daría preferencia.
En realidad Kobe es mas grande de lo que me pareció, anda que no he tenido que dejarme cosas por ver allí…
hombre, de todo tiene que haber en la viña del señor ^__^
Seguro que hay lugares mas visitables, pero al que le gusta conocer el “todo Japón” como a mí, seguro que encuentra cosas interesantes de ver. Aunque con lo paranoico que soy seguro que paso mas miedo que otra cosa.
[…] Los Yokai de Fukuhara […]
En Fukuhara hay restaurantes escondidos, que tienen una estupenda comida! restaurantes escondidos, como hay por todas las zonas céntricas de Japón, donde menos te lo esperas, hay uno!
El fugu es bueno! pero no es un “bocado” que uno pueda permitirse muy a menudo 😉
BUENISSSIMOOO! Ahora entiendo la leyenda de los yokai :3