Esta semana pasamos un par de días en la prefectura de Shiga. Allí viven los padres de Yito. Su madre se dedica desde que era bastante joven a la confección de kimonos y particularmente de una prenda que se coloca sobre estos en invierno, el “houmongi” (que literalmente significa “prenda para visita”, pero que viene a ser una especie de abrigo). Sus prendas son todas hechas a medida y son vendidas en un establecimiento del centro de Kyoto. Uno se queda embobado al ver en su taller las finas telas de seda estampada que ya de por sí son una obra de arte, pero que alcanzarán todo su esplendor al ser lucidas por sus futuras propietarias.
Precisamente andaba yo buscando motivos interesantes entre los retales que ella, Hatsuko, va acumulando en una bolsa para luego desecharlos cuando me propuso que le echara un vistazo a las telas de los kimonos que guarda en uno de los armarios de la estancia. Ni siquiera Yito sabía del tesoro que allí hay. Y yo descubrí el placer de admirar un kimono o un obi al despojarlo de su envoltorio, una sensación que imagino que será mil veces más intensa cuando una japonesa recibe uno de estos vestidos y lo abre por primera vez.
Os he querido mostrar un ejemplo aquí con unas fotos en sucesión del acto de sacar un obi de seda de su funda:
Sobre el papel está escrita la palabra “oatsurae”, que significa “hecho a medida”.
Simplemente hemos de ir soltando los lazos de tela y plegando hacia el exterior las solapas del papel.
El obi parece muy ancho pero al vestirlo se pliega una vez quedando su tamaño reducido a la mitad.
Y como de cuanto $ estamos hablando x estas obras de arte?? x cierto, deberias de promocionar el business para las personas que quieran conseguir algo autentico..;)
que si he opino como =^-^= Si te pusieras alguna forma de aquirir uno y el precio para saber. imaginate el regalaso para la esposa o futura.
Qué maravilla, son auténticas obras de arte.
Me encanta que este tipo de tradiciones permanezcan en la sociedad japonesas actual.
Como ha dicho Prognatis, yo venía a decir que es alucinante como este tipo de tradiciones, que en muchas otras sociedades habrían quedado olvidadas, siguen siendo tan respetadas en el Japón de la actualidad.
Una auténtica pasada.
Muy interesante! que suerte tener una artesana tan cerca, deben ser asombrosos esos kimonos, autenticas obras de arte 🙂
Bueno, no tiene mucha relación con el tema del post, pero la curiosidad me puede… ¿te has comprado al final una canon 40D? es que lo he visto en las fotos que has subido al flickr.
Hay que reconocer que es un camarón, la verdad (aunque yo sólo la he podido sopesar en el mediamarkt… pero el visor es enorme y tenía muy buena pinta)
Yo como soy un inútil de artista, admiro mucho a la gente que es capaz de hacer cosas bellas. Que suerte poder admirarlo tan de cerca.
Gracias a todos por los comentarios.
Realmente antes sí que la señora Hatsuko formaba parte de un negocio familiar. Actualmente es un eslabón (importantísimo pero eslabón) en la cadena para un negocio ajeno. Venden exclusivamente a clientas que se personan en la tienda para tomar medidas y esas cosas. Los precios son tan variados como las telas. Pero es seda auténtica, una pequeña fortuna…
Luisoyo, la respuesta a tu pregunta la tienes en el último post!
Saludos.
estoy haciendo este blog por si alguien quiere verlo, gracias.