Existen tiendas especializadas, incluso centros comerciales dedicados a ellos, parques, eventos, negocios que los exponen al público, peluquerías, cientos y cientos de clínicas, y un largo etcétera, todo por ellos y para ellos. O… ¿quizás no es así?, ¿quizás es todo por el ego de sus dueños?. Bueno, no lo sé, supongo que hay casos de todo tipo pero o que sí puedo aseguraros es que la vida de un perro aquí en Japón es muy peculiar, quizás es el lugar en el que reciben más mimo. Se calcula que hay unos 10 millones de perros en todo el país. De una cifra de 47 millones de hogares que hay aproximadamente en Japón se estima que un 40% cuentan con una mascota. Muchos perros, pero calles limpias.
Evento exclusivo para perros en Takarazuka (justo al lado del museo de Osamu Tezuka)
En el mismo evento muchas marcas exponen sus productos para mascotas y hacen demostraciones gratuitas. Este perro está siendo desparasitado y acicalado por dos señoritas.
Esta otra chica echa una cabezadita. No tiene de qué preocuparse, su mascota permanecerá despierta y alerta por si las moscas.
Esta foto es de hoy. Fijaos, cinco perritos y cada uno con su ropita. Supongo que muy cómodos no estarán. Parecía muy orgulloso el dueño cuando algunas personas como yo le sacábamos fotos.
Este de arriba lo vi hace unos días en el mismo sitio del anterior. Un perro muy futbolero, muy pelotudo, jeje. Con detalle lo podemos ver aquí abajo:
Hasta tal punto llega esta obsesión por las mascotas que hasta en mi modelo de teléfono móvil tenemos un dispositivo conocido como Bowlingual y que al parecer traduce los ladridos de nuestro perrito en mensajes básicos como Âtengo hambre o Âsácame a pasearÂ. Quizás habría que añadirle algún registro que se tradujera por ¿ché, sabés donde podés meterte vos la albiceleste?Â. Gran equipo y gran hinchada la argentina, por cierto, pero qué culpa tendrá el perrito de que su dueño sueñe con el golazo de Maxi Rodríguez en el World Cup…
Esta es la pantalla del menú de opciones del bowlingual de mi Sharp. No lo he usado nunca, por cierto. Me da a mi que esto es un camelo…
Finalmente repetimos aquí un video que pusimos hace muy poquito tiempo pero que dado el tema que tratamos hoy merece ser visto de nuevo 🙂 :
Muy chulo el post. Cuando fui a Japon pase por uno de estos centros comerciales y fue alucinante ver que no faltaba de nada. Le compre un abrigito a mi perro que es mu friolero en invierno y ya no quiere salir si no se lo pones. El centro comercial tenia 3 grandes plantas repletas de todo para todos los animales de compañia imaginables. Lo sorprendente es no encontrarte en la calle con los desagradables restos que tienes que sortear en algunas calles de Sevilla.
Seguid asi.
Un Saludo
Onickel
nunca me a gustado. puedo entenderlo en inviernos frios pero sino? tienen su propio pelo y este tiene un servicio. si te descuidas en algunos casos se estan cociendo los perros
Jaja, llevas una bola de dragón colgada del movil! Mooooola 🙂
Que culpan tendrán los perros de los dueños sean tan boludos…
Para que después digan que una vida de perros es mala… Ojalá en España los dueños estuvieran tan concienciados de que tener una mascota es una “responsabilidad”…
Por cierto, mi móvil Sharp (prestado) es el mismo, pero el tuyo ya ha alcanzado el nivel “superguerrer” gracias a la bola de dragón, jeje.
Un saludo.
Onickel, lo de Sevilla (que ocurre en muchas otras partes de España según veo) es muy triste pero fácilmente evitable. No entiendo por qué no se es un poquito más estricto en nuestra ciudad con el tema. Recuerdo que cerca del lugar donde vivíamos en Triana hace algunos años había una calle (junto a la Plaza de Santa Ana) que era usada por muchos dueños de mascotas para que dejaran estas allí sus regalitos. Era asqueroso pasar por allí y la zona colindaba con un muro que pertenece a una guardería. En una ocasión (podemos tirar de hemeroteca para verlo) muchos niños fueron hospitalizados por una infección que venía de allí mismo. Lo más triste es que seguro que algunas de esas familias hacían lo mismo con sus perritos. Sevilla me mata… qué pena con lo grande que es nuestra ciudad y cómo está…
David, yo pienso igual que tú, imagino que algunos perritos no deben de estar muy cómodos cuando llevan esos andares.
De todos modos aquí los perros que veo por la calle están cuidados y no suponen un peligro para nadie. Es curioso que apenas los oigo ladrar.
Sí, tengo una bola de dragón, cuando encuentre las otras pediré algún deseo y creo que el Betis ganará hasta el Roland Garros!!! :-p
Saludos.
A mi me encantan los animales. Siempre he sido la típica niña que recogía perros y gatos abandonados de la calle y los llevaba a casa. Cuando me hice más mayor los llevaba al veterinario o a las protectoras, cansada de que mi padre no me dejase quedarmelos nunca.
Mi padre siempre ha dicho que ¿porque cuidar a un perro cuando hay millones de personas en el mundo muriendo de hambre? Siempre le he criticado por eso.
El caso es que desde que llegué a Japón, no puedo evitar sentir que me chirrían las neuronas viendo como personas hechas y derechas gastan millonadas en comprar cosas a sus perros: desde joyas hasta ropa de diseño.
Puedo entender que la gente le ponga ropa de abrigo a razas pequeñas que provienen de climas tropicales y que normalmente no están preparadas genéticamente para el frío…. pero lo que no me entra en la cabeza es que le compres una tiara a un perro… aunque las piedrecitas que lleve incrustadas sean bisuteria. ¿qué pasa con la salud del perro? ¿si el perro se traga alguna de esas piedrecitas? Pobrecitos, podría pasarles de todo, lo menos malo un desgarro intestinal.
La verdad no se que le ven de gracioso. Pobres bichos, con lo felices que son cuando son perros y no “personas a cuatro patas”. Ya bastante tenemos nosotros con acostumbrarnos a los bienes de consumo… con lo felices que son ellos con cuatro carantoñas y un poquito de atención.
No me entra en la cabeza, de verdad.
Lo más gracioso de todo es que, cuando mi padre aterrice en Japón en tres semanas, voy a tener que darle la razón en algunas cosas por las que hemos estado batallando toda la vida.
Siempre he pensado que la vida de un animal debe desarrollarse en un entorno libre y natural, libre de toda acción humana. Sin embargo tengo perro.
Es toda una proeza lograr que un perro se adapte totalmente a un tipo de vida que no contiene las capacidades innatas de su especie. Criar un perro en una megalópolis es toda una proeza. Quizás más que el perro sea medianamente “feliz” en ese entorno.
Supongo que la tasa de abandono de perros en Japón es mucho menos elevada que en España.
Un saludo.