Otro de los grandes templos de Otsu (considerado también uno de los cuatro grandes templos del país junto a Todai-ji, Kofuku-ji y Enryaku-ji), en la prefectura de Shiga, es Mii-dera, (antiguamente conocido como Onjo-ji). Su fundación data del s. VII (672 d.C.). Se trata de la sede de la sección principal de la rama Jimon, perteneciente a la escuela budista Tendai.
Su origen se debe a la decisión de crear una división de Enryaku-ji, en el vecino monte Hieizan, pero ocurrió que posteriormente ambas entraron en conflicto y el templo que nos ocupa llegó a ser arrasado en múltiples ocasiones por los monjes guerreros de Enryaku-ji. La razón principal de estas diferencias radica en que cada templo ponía énfasis en una doctrina distinta: Mii-dera lo hacía en el Mikkyo (el Budismo Esotérico) mientras que Enryaku-ji lo hacía sobre el Hoke-kyo (los Sutras del Loto).
Durante la pasada Golden Week tuve la oportunidad de visitar el complejo de Mii-dera. Hasta ahora no había encontrado el momento de preparar algunas de las fotos de aquel día para subirlas al blog, y como había tantas y quería mostraros el máximo número posible de ellas me ha quedado un poco largo el post. Espero que lo disfrutéis.
Si queremos llegar a Mii-dera lo mejor es caminar en dirección noroeste desde la estación de Keihan Hama-Otsu, el paseo es bastante agradable y el paisaje es de lo más pintoresco. Si lo hacéis en coche encontraréis un parking bastante amplio a la entrada del templo.
Aquí tenéis el mapa del recinto. La verdad es que la visita merece la pena hacerla con tiempo. Ya sabéis que este tipo de lugares suele cerrar al público a eso de las cinco de la tarde y podéis ver que el lugar no es precisamente pequeño:
La entrada la efectuamos a través del Daimon, “la gran puerta”, una contribución del Shogun Ieyasu Tokugawa, en 1601:
Este señor regaba los alredores de la puerta para refrescar el ambiente:
Una vez dentro nos dejamos atrapar por un esplendoroso verdor, como el de los arces, que teñirán de rojo el paisaje en otoño:
El pequeño pabellón es una de las ocho famosas escenas de Omi, la prefectura de Shiga, y se conoce como Mii-no-bansho. En su interior se encuentra una de las tres campanas más famosas del país. Se trata de un tesoro cultural y se dice que su sonido es uno de los más bellos que una campana de sus características puede producir:
Seguimos caminando y tras la arboleda se adivina la silueta de lo que parece una pagoda:
Efectivamente se trata de una pagoda de tres alturas, una que antaño estuvo en el recinto del Castillo de Fushimi en Kyoto. Ieyasu Tokugawa se encargó de moverla a su emplazamiento actual. Por cierto, el término “pagoda” significa tumba en “Pali”, la antigua lengua de la India. En sánscrito se llama “stupa”. Una pagoda, por tanto, no es una torre sino una tumba, la de Bhudda.
Proseguimos nuestro camino hacia el sur, entre pasillos de roca rodeados de arces y de algún que otro cerezos aún en flor:
El suelo parcialmente cubierto de pétalos de la flor del sakura:
Se trata de una especie cuya floración es algo más tardía que la de los cerezos que pueblan los parques japoneses:
No conozco el nombre de este pequeño pabellón rojo, pero me llamó la atención gratamente verlo entre musgo, ramas repletas de hojas nuevas y… hojas de arce rojizas, en plena primavera:
Por su estilo está más cerca de ser un templo del estilo de los que se pueden ver por Corea o China:
En mitad del recinto hay un lugar donde han habilitado una gran jaula que contiene un importante número de pavos reales cuyo canto puede ser escuchado desde cualquier lugar del complejo:
Más al sur, en un camino de tierra abierto entre los árboles que cubren la montaña encontramos alguna que otra figura budista:
El terreno en esta parte no parece ser el más adecuado para caminar por allí en un día de lluvia:
La última zona que visité es en la que encontraremos el Kannon-Do, construido a raíz de una petición del Emperador Gosanjo, en 1072. Se trata de uno de los treinta y tres templos budistas Saigoku, santuarios de peregrinación. En concreto es el número catorce. La vista desde el lugar alcanza al lago Biwa, al monte Mikami (el Fuji de Omi), al monte Hira y a Hieizan.
Para alcanzar esta parte hemos de subir algunos escalones:
Los tejados están en un estado un poco malo, pero están siendo restaurados:
El Kannon-do:
Hace algún tiempo os hablé de un libro, “Saishiki no Kyoto”, que recogía viejas fotografías coloreadas de los templos de Kyoto y alrededores. Esta imagen de la misma zona de Mii-dera que vemos en estas últimas fotos pertenece a ese libro:
En esta foto hay una persona escondida… busquemos a Wally!:
Y un servidor mirando las aguas de Biwa:
Apuntado para la proxima visita a Japón.
Un abrazo.
Es curioso cómo acabas llegando a sitios que siempre quisiste es estuvieran allí.
Os seguiré de cerca entre vuestros pasos, sigilosamente… Un abrazo
que envidia me das…poder ver todas esas cosas 😛 yo ultimamente no salgo de casa ni a tiros 🙁 Saludos
que preciosas fotos y que recuerdos me trae de hace casi un año cuando hice mi dia de excursion por el Biwa-Ko y la primera parada del viaje fue visitar el Miidera en ítsu.
Es realmente enorme y como se puede ver en las fotos precioso!
Eso si, se requiere de bastante tiempo para visitarlo enterito y poderlo disfrutar al maximo.
Javi, saludos desde bacelona 😉
PD: siento mi ausencia en estos ultomos meses pero ya se sabe el mes de examenes no perdona a nadie ^^
Me encanta la manera que tienen los japoneses de combinar arquitectura y naturaleza, para esta gente construir en un sitio bonito significa hacerlo aún mas bello en vez de destrozarlo, no sabes que cosa de las dos admirar mas, si los árboles o los edificios.
Viendo estas fotos te entran unas ganas así como de ‘ohhhhhhh yo me voy a Japón a dar clases de patinaje sobre hielo aunque no sepaaaaaa’.