Ya hace algunos años que un buen amigo me regaló una de esas guías de conversación japonés-español, una de tantas que supuestamente están concebidas para sacarnos de apuros ante situaciones cotidianas cuando nos encontramos en las etapas iniciales de aprendizaje del idioma.
Pero no voy a hablar sobre la dudosa utilidad de estos manuales hoy. Este proemio viene a cuento del texto que dicha guía muestra como “prefacio”, el que os muestro a continuación:
Bien, entiendo que el libro nace de la buena aceptación de la guía de conversación japonés-portugués, pero no creo que ese hecho justifique en ningún momento la dejadez de los editores. No creo que sea difícil encontrar nativos hispanoparlantes viviendo en Japón que estén dispuestos a revisar un textito. Y aclaro que no estoy hablando ya de traducir sino de revisar, de corregir errores como los de arriba.
Ayer un profesor de derecho me preguntaba si podía traducirle unas páginas de un texto jurídico del japonés al español, aclarándome el hombre que antes otra persona le había solicitado diez mil yenes por página traducida. Bueno, por supuesto no me hice cargo del trabajo porque no creo que yo tenga nivel para ello, supongo que habrá que estar familiarizado con cierto léxico técnico y creo que habrá personas mejor preparadas que yo para esa tarea, uno debe conocer sus límites. Sin embargo sí me ofrecí a hacerle una revisión del texto si lo necesitara. Entonces me comentó que por este otro trabajo suele pagar unos tres mil yenes por página (hablamos de folios Din A4).
Por tanto creo que por una cantidad de dinero irrisoria se pueden evitar esperpentos como el de arriba. Aunque, claro, estoy siendo buena gente y suponiendo que ningún avispado brasileño se ganó unos yenes diciendo a esta gente que él traducía perfectamente al español…
Normalmente y por desgracia el lema “piensa mal y acertarás” suele ser el más acertado, que listillos y aprovechados los habrá en todas partes, anda que…
Lo gracioso es que estos libros venden igual, pues para lo que están hechos estos libros -normalmente alguna situación de urgencia-lo compraría, sin ojearlo antes siquiera jeje
Un saludo desde Murcia!
Hace poco leía lo siguiente:
“Ya estoy acostumbrado a …
… a que la inmensa mayoría de los traductores brasileños hagan traducciones inversas (de su lengua materna a otra), independientemente de sus conocimientos lingíŒísticos”
Eso aparece en este blog:
http://blog.deviajeabrasil.com/2007/09/18/adaptaciones-ya-me-he-acostumbrado/
El autor del blog es un aragonés que para por tierras brasileñas. En cuanto a las traducciones, supongo que sabe de que habla porque es lingíŒista.
Ains, justo ayer entré en la fnac del centro de Barcelona, había una exposición de fotos de portugal en su época de incendios, los títulos de cada imagen estaban llenos de lusismos mal traducidos, o directamente no traducidos :S Pero a mi,es que estudié traducción de inglés portugués, siempre me acaban diciendo pero eso es muy fácil, son dos lenguas iguales. En fin, que las lenguas cercanas tienen otro tipo de dificultades.
Aprovecho para felicitaros por el blog, lo descubrí y está la mar de bien.
Saludos de una sevillana en barcelona.
Y vaya que si hay términos jurídicos enrevesados, no hay mas que ver el “Diccionario Jurídico” de Paco Barberán (español-japonés, japonés-español)que ya no es que no entienda las palabras japonesas es que no se ni lo que significan las españolas, y es que no soy abogado, tengo el libro porque me encanta acumular libros de japonés para hispanohablantes.