Cerca de la renovada estación de Osaka aún quedan rincones que nos recuerdan que por esta urbe, a pesar de su empeño en maquillar sus vergüenzas, pululan personajes de un peculiar pelaje.
En el Japón de la segunda década del s.XXI, el mismo de los vagones de tren repletos de almas silenciadas y cabizbajas por el influjo de las pantallas de sus smartphones, los quiromantes y adivinadores en general cuentan con una fiel clientela.
La chica de la imagen, ataviada con un vestido color crema cuya firma seguramente estará al nivel de su bolso de Louis Vuitton y de sus zapatos a juego, se somete a la lectura de manos. Aparentemente una mujer en sus treinta y tantos, con cierta independencia económica, pero con inquietudes que trata de ahogar por medio del benévolo oráculo que un anciano dictará observando meticulosamente las líneas de sus manos. Todo por el módico precio de 500 yenes.
ISO: 160
Lente: EF35mm f/2
Velocidad: 1/250s
Apertura: f/2